viernes, 18 de mayo de 2007

"Soy un ladrón: le robé a Wal-Mart"

Conexiones
Cien veces no debo: condenan a dos personas a portar un cartel con la leyenda "Soy un ladrón, le robé a Wal-Mart"

Ocurrió en Alabama, Estados Unidos. "La mayoría de la gente piensa que esto es bueno", dijo el gerente del supermercado. Y aseguró que aquellas personas que vieron el letrero "quizás lo piensen dos veces antes de hacer algo parecido". Para uno de los condenados, la sentencia fue "cruel"... pero zafó de 60 días en prisión.

Ocurre que un juez los condenó a permanecer dos fines de semana frente al supermercado donde robaron portando un cartel con la leyenda 'Soy un ladrón le robé a Wal-Mart'. "Hasta ahora, los únicos comentarios que he oído al respecto han sido positivos", dijo el gerente de la sucursal, Neil Hawkins. "La mayoría de la gente piensa que esto es bueno", agregó.

Una de las sentenciadas, Lisa King Fithian, de 46 años, mostró el cartel desde las 11 hasta las 15hs para evitar una condena de 60 días de prisión. La mujer, que sostuvo que es inocente y que todo se trató de un malentendido, dijo que la gente que la vio consideró que el castigo era "cruel". En cambio, para Hawkins, las personas que vieron a los ladrones "quizás lo piensen dos veces antes de hacer algo parecido".

Por su parte, Fithian aseguró que no intentó irse sin pagar del supermercado, sino que deseaba llevar un artículo de siete dólares al mostrador de atención a clientes, luego de que no pudo verificar su precio en el sistema electrónico de la cadena.

(http://www.clarin.com/diario/2007/05/08/conexiones/t-01414332.htm)

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El ingenioso gerente Neil Hawkins ha logrado el sueño del castigo fácil, rápido y eficiente para cualquier trasgresión humana.

A partir de ahora quedan abolidos el poder judicial y los sistemas carcelarios.

“Soy un asesino tirando a genocida, maté a cincuenta millones de personas”, podrían exhibir con orgullo unos cuantos degenerados con poder en la Plaza Principal.

“Soy un mega-ladrón, me robé las reservas de todo el país”, habría pintado uno de los secretarios del delegado de los poderosos más influyentes a la salida del Banco Central.

“Soy un mentiroso que engaña a los crédulos tele-espectadores”, exclamaría la leyenda del cotizado animador delante de las cámaras.

“Soy un farsante violador que abusa de los niños y los seminaristas”, rezaría la letanía expiatoria del religioso de alto rango.

“Soy un defraudador de esperanzas”, andarían pregonando los políticos, los ideólogos y los que prometen amor eterno.

“Soy un asesino de la vida en el planeta Tierra”, diría el de magnates, estadistas, científicos de gran renombre y líderes de toda laya.

“Soy un idiota por haber creído en todos estos”, habría pintado el representante de las personas comunes que habitan este paraíso azul casi-destruido.


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