viernes, 18 de mayo de 2007

Cumpleaños del Papa

“Benedicto XVI celebró por adelantado con una misa en la Plaza San Pedro y ante decenas de miles de fieles su cumpleaños 80.

Bajo un sol radiante y tras abrirse paso hacia el altar a través de la multitud que coreaba su nombre, el Papa pronunció un sermón en el que habló sobre las diferentes estaciones de su vida.

"Estamos aquí reunidos para conmemorar la culminación de un largo periodo de mi vida", dijo.

Joseph Ratzinger se refirió especialmente a su familia y sus amigos: "Agradezco a Dios haber podido vivir lo que significa la familia, haber experimentado profundamente el significado de la bondad maternal". Además, agradeció por sus hermanos "que estuvieron toda la vida y están a mi lado, leales y socorredores", dijo. Y culminó destacando a "los compañeros de camino, amigos y colaboradores que Dios me ha regalado".

Ratzinger puso especial énfasis en relatar la experiencia vivida el día de su ordenación sacerdotal. En esa jornada sintió "la apremiante conciencia de la insignificancia de mi propia existencia ante esta misión", confesó.


(http://www.clarin.com/diario/2007/04/15/um/m-01400526.htm)

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Coreando cada uno de sus nombres, el Papa o Benedicto XVI o Joseph Ratzinger, se abrió paso hacia un altar radiante.

La familia le agradeció su amor maternal.

Las decenas de miles de fieles sintieron la insignificancia de su existencia.

Para festejar ochenta años de tal insignificancia, hubo mucho oropel y demasiados testigos.

La madre lo apremió, ilegalmente, para que se estacionara en la vida.

Ratzinger confesó sus miserias en un sermón que Dios le había regalado.

El Padre del Papa se enredó con las palabras.

Y aquí llovió.


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