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06:24 Roban en un country de Ituzaingó
Tres hombres armados ingresaron durante la medianoche a una casa del club de campo Los Pingüinos, y sorprendieron a la dueña, una mujer de 60 años que estaba sola. Alcanzaron a llevarse algo de dinero, cuando se activó una alarma y decidieron escapar.
Tres hombres armados irrumpieron en la pasada medianoche en una casa del lujoso club de campo Los Pingüinos, en el partido bonaerense de Ituzaingó, donde sorprendieron a la dueña de casa y le robaron dinero, informó hoy una fuente policial.
"Amenazaron a la dueña de casa, una mujer de unos 60 años que circunstancialmente estaba sola, pero no la agredieron. Alcanzaron a llevarse algo de dinero, pero se activó una alarma sonora y optaron por huir", relató la fuente de la Policía Bonaerense.
Investigadores de la comisaría cuarta de Ituzaingó, que intervinieron en el episodio, dedujeron que los ladrones -de los que se presume que tenían cómplices en las inmediaciones- escaparon saltando un paredón perimetral del "country".
Los Pingüinos alberga a unas 60 familias que poseen lotes de 2500 metros cuadrados promedio. Tiene 260 hectáreas, además de las viviendas cuenta con 16 "dormies", un "club house" de 250 metros cuadrados, un restaurante, una piscina, una cancha de golf de 18 hoyos y cuatro de tenis, dos de fútbol, dos de paddle, equitación y polo.
Dentro del predio hay hasta una capilla y cuenta con servicio de seguridad permanente y control de acceso.
(http://www.clarin.com/diario/2007/05/31/um/m-01429314.htm)
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Tres hombres presentaron sus pasaportes y credenciales para entrar en la República de Los Pingüinos.
Estaban preocupados por la ausencia de un hospital, un casino, un aeropuerto, playas con mar y un poco de bosques y montañas en dicho país, carencias elementales y hasta injustificadas.
De manera que recorrieron cada casa para recabar la colaboración de los vecinos y poner en marcha el elogiable proyecto que completaría lo que Los Pingüinos, en su apresurada migración hacia el Norte, habían olvidado agregar a la infraestructura de su país.
Pero no encontraron a nadie: algunos estaban jugando al golf, al paddle o al tenis. Otros hacían equitación o jugaban al polo, mientras una buena cantidad se encontraba en el restaurante o al borde de la pileta.
En el “Club House” (nombre raro para un club) también les informaron que la mitad de los vecinos andaba desperdigada por el mundo, algunos navegando en sus propios yates.
¿Y los chicos?
“Todos compitiendo en Europa o Estados Unidos”, les informaron los de relaciones públicas.
¿En las casas hay alguien?, preguntaron.
“Sólo una señora de unos 60 años que circunstancialmente está sola”, fue la respuesta.
Entonces fueron a verla para exponerle su fantástico proyecto.
Y se ve que algo raro pasó: la señora no quiso colaborar o entendió mal cuando los tres hombres se pusieron un poco nerviosos por la indiferencia de los habitantes de esa república.
De manera que cuando uno de ellos abrió su cartuchera para exhibir el proyecto desplegándolo sobre la mesa, la señora circunstancialmente sola entró en pánico y llamó a la seguridad del lugar, pensando que querían asaltarla.
“No se preocupe, son amigos nuestros, seguramente le estarán pidiendo una contribución voluntaria”, le contestaron.
“Así no van a progresar nunca”, se indignaron pegando un portazo al unísono los tres hombres.
Y se fueron por los fondos, por la famosa salida de artistas, para nunca más volver.
El cambio climático produce trastornos inesperados.
