sábado, 26 de mayo de 2007

Las ballenas llegan a la Península Valdés



Ultimo Momento

11:50 Comenzaron a llegar las primeras ballenas francas a la Península Valdés

El arribo de los primeros cetáceos pudo apreciarse esta mañana en Puerto Pirámides. La provincia de Chubut habilitó una transmisión a través de Internet para poder apreciar la llegada de las ballenas en vivo.

Esta mañana comenzaron a llegar a la Península de Valdés, provincia de Chubut, las ballenas francas que en ese lugar se disponen a aparearse y tener sus crías.

El arribo de los primeros cetáceos fue televisado en directo por canales de cable e Internet, en la segunda edición de la denominada "Vigilia de las Ballenas". La transmisión en vivo, que se inició esta mañana, se extenderá por 72 horas.

La llegada de las ballenas a Puerto Pirámides se produjo por primera vez en 1971, y desde entonces se repite todos los años.

La ballena franca austral permanece en estas aguas desde fines de mayo hasta diciembre, y su presencia es aprovechada por los turistas, que participan de avistajes a bordo de embarcaciones.
El cetáceo mide hasta unos 16 metros de largo y llega a pesar unas 50 toneladas.

Para la filmación de la llegada de las ballenas se dispusieron cámaras de televisión sobre la costa y una bajo el agua, que permitirá captar otro tipo de imágenes.

(http://www.clarin.com/diario/2007/05/25/um/m-01425596.htm)

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¿Te arreglaste para la televisión?

La asamblea de ballenas decidió, por mayoría absoluta, arruinar la cámara que está debajo del agua.

“Esto ya es un grosero atropello a nuestra intimidad, ni siquiera podemos aparearnos tranquilas”, dice una de ellas.

“Está bien que seamos francas, pero no somos exhibicionistas. Ya nos bancamos demasiados turistas y un exceso de estudiantes que llegan dormidos y ni siquiera nos miran”, declara indignada la mayor del grupo.

Ahora mismo están buscando otro lugar y negociando secretamente con leones marinos y pingüinos para que éstos agiten falsas colas de plástico sobre el agua, frente a Puerto Pirámides, a cambio de buena cantidad de krill.

“Y si es necesario, negociaremos con las agencias de turismo y el gobierno. Al fin y al cabo, sólo les interesa que el lugar se llene de turistas consumidores de alguna emoción, alojamiento, comida y recuerdos”, dicen.

Es más: para el año próximo planean amontonar souvenirs de ballenas sobre la costa e irse a otra parte.

“A gente que mira la realidad por televisión y se conforma con Gran Hermano es fácil engañarla aunque nos cueste el apellido”, se ilusiona una de las delegadas.

Otras ni siquiera están de acuerdo con lo de amontonar recuerdos de ballena en la playa: “Nos calientan el agua, nos dejan sin alimento y encima quieren filmarnos cuando hacemos el amor, ¡que vayan a buscar ballenas a Marte si tanto nos necesitan!”, dice otra al borde de un ataque de nervios.

Las tratativas secretas con leones y pingüinos se desarrollan más al sur, frente a Camarones: allí está lleno de pescadores que las ignoran porque su única obsesión son los salmones.

¿Y los camarones?

Bien, gracias: por ahí ni siquiera vieron uno en fotos, pero se llama así.

“Por ahora somos un espectáculo, pero también se cansarán de nosotras, los conocemos bien”, reflexiona la representante del equipo de filosofía cetácea.

Mientras, una de las hembras más cotizadas del grupo se arregla la cola y se peina la aleta, por las dudas.

Francamente, sinceramente, llanamente.



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