viernes, 18 de mayo de 2007

Dos presos se escapan de un velorio

Ultimo Momento

22:31 En Río Negro, dos hermanos presos aprovecharon el velatorio de un tío para escaparse

Ocurrió en la localidad de Fernández Oro. Los reclusos, de 21 y 26 años, habían llegado al funeral con un permiso especial del Servicio Penitenciario. En un momento, el mayor recibió el abrazo de un familiar, quien disimuladamente le pasó un revólver. Así, redujeron a sus custodios y escaparon en motos que los esperaban en la esquina. La Policía desplegó un importante operativo para encontrarlos.

La Policía informó que para escapar, los reclusos recibieron apoyo de un familiar que aprovechó un abrazo "de tristeza" para pasarle una pistola y de dos jóvenes que los aguardaban en motos con las que los sacaron del funeral.

El jefe de la Unidad Regional Segunda de General Roca, Darío Silva, informó que el operativo de rastrillaje en la zona rural y suburbana ocupa unos cien efectivos, con apoyo de la división canes y la brigada especial antimotines.

Cuatro efectivos del Servicio Penitenciario Provincial fueron asignados al traslado y custodia de los detenidos, ayer en horas de la mañana; y otros cinco policías de la comisaría de esa localidad montaron vigilancia en los alrededores.

(http://www.clarin.com/diario/2007/05/03/um/m-01411822.htm)

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Un tío se murió para que sus dos sobrinos se hicieran los vivos.

El comisario se dio un “abrazo de tristeza” con sus subordinados.

Cien hombres en efectivo y otros tantos con tarjeta andan buscándolos.

Los reclusos envenenaron al primer tío para forzar el funeral y poder escaparse.

Los perros especialistas en detectar sobrinos sólo encontraron, hasta ahora, un par de medias viejas que rechazaron horrorizados.

Ahora los tíos, incluso el occiso, andan alegremente en moto por todo el pueblo.

El Oro de los reclusos está en lo de Fernández.

Aprovechando la cantidad de personal que está buscando a los buenos sobrinos, se escaparon todos los presos del penal, los mismos que ahora están rastrillando el pueblo para pagar una deuda a sus colegas.

El origen de todo esto es una apuesta hecha en un día de aburrimiento colectivo: los primeros fugados habían apostado que eran capaces de hacerles “el cuento del tío” a todos los policías de Río Negro.

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