El sábado le robaron un reloj a Belgrano

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20:16 Temen que haya sido sacado del país el reloj de Belgrano robado el sábado

La Argentina emitió un alerta a la mayoría de las aduanas del mundo para intensificar los controles, ante la posibilidad de que el reloj de Manuel Belgrano, robado el sábado pasado del Museo Histórico Nacional, sea parte de una operación internacional de tráfico de bienes culturales y haya sido sacado del país.

La pieza, fabricada en oro, fue la que el prócer entregó en su lecho de muerte a su médico, el escocés José Redhead, como pago de honorarios ante la carencia de otros recursos económicos, por lo que constituye un símbolo de la abnegación de Belgrano.

El reloj de bolsillo, con cadena, constituía toda la fortuna del héroe de la Independencia cuando murió por una hidropesía, el 20 de junio de 1820, pocos días después de cumplir 50.

Pese a su destacada participación en la Guerra de la Independencia, Belgrano falleció sin bienes materiales, en la misma casa ubicada en la avenida que hoy lleva su nombre, en el número 430, donde había nacido y que perteneciera a su padre, un comerciante.

La Asamblea de 1813 lo había premiado con 40.000 pesos por sus victorias contra las fuerzas realistas, que este abogado y militar patriota donó para la construcción de escuelas públicas en Santiago del Estero, Tucumán, Jujuy y la hoy boliviana Tarija.

Belgrano murió en la más absoluta pobreza. Incluso, la lápida de su tumba fue improvisada con el mármol de una cómoda de su hermano Miguel. El gobierno le debía 18 meses de sueldo.

(http://www.clarin.com/diario/2007/07/02/um/m-01449396.htm)


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El sábado le robaron un reloj a Belgrano.

Estaba un poco cansado de mostrárselos a todos los visitantes que paseaban por el museo y esperaba ansiosamente el horario de cierre, de manera que se descuidó un instante y se lo robaron.

La sección del museo donde ocurrió el hecho (¿hay hechos que no ocurrieron, algo ocurrió sin hacerse un hecho?) fue recientemente creada, y lleva el título de “Tontos célebres que no se enriquecieron”.

Si bien la creación de la sección motivó una dura polémica, sus críticos decidieron abstenerse a cambio de un pasaje a Tarija, Bolivia, para conocer una de las escuelas donadas por el prócer.

“Vamos a conocer la obra del gran Belgrano y a colaborar con la escuela, de manera que él estará contento por nuestra decisión”, expresaron sus voceros.

Incluso un descendiente directo del general acalló sus furibundas críticas cuando fue obsequiado con un chaleco que había pertenecido a su antecesor.

El grupo asesor para la creación de la discutida sección argumentó que: “Es importante que las futuras generaciones tengan deseo de progreso y crecimiento, no ganamos nada con santurrones que no ganan un peso con sus cargos y desafían los valores sociales que tanto nos costaron muriendo pobres después de haber protagonizado la Historia”, dijeron con tono convincente y esclarecedor.

“Además, son tan egoístas que no piensan en sus descendientes”, agregó uno de ellos.

“Mire el caso de Belgrano”, insisten, “apenas era un doctor en leyes, pero decidió improvisarse como general para llegar a las estatuas de las plazas. San Martín tenía que corregirlo continuamente porque no sabía nada del arte militar”, aclara para ignorantes de la historia.

“Un día el gobierno le regaló una fortuna para que dejara de molestar con su abnegación y su vida exageradamente austera, pero reaccionó con una actitud claramente provocadora y donó todo para hacer escuelas”, dice otro vocero de la comisión desde su casa del exclusivo country “Lagares de Belgrano”.

Ya es hora de desmitificar a los próceres y hacerlos caer de un pedestal que nunca merecieron, con sus utópicos proyectos revolucionarios y sus actitudes quijotescas que, como queda absolutamente claro, no sirvieron para nada.

Es más: piensan comenzar una demanda judicial contra Manuel Belgrano caratulada como “Usurpación de grado militar”, para que las cosas queden claras para siempre.

Acerca del hecho en sí, dicen que “Nunca cuidó sus cosas, era obvio que iba a perder hasta el reloj, lo único que tenía”, aseguran mientras sonríen entre sí, sin bajarle ni un ápice la mirada al azorado periodista.