domingo, 22 de julio de 2007

Asaltan un restaurante en el Día del Amigo

Ultimo Momento
15:53 La Plata: asaltan a 60 personas en un restaurante mientras festejaban el Día del Amigo

Ocurrió en un local ubicado en las calles 8 y 41 de la capital bonaerense. Los dos delincuentes tenían entre 18 y 20 años y estaban armados. Se llevaron la recaudación y objetos personales de los comensales.

El caso ocurrió anoche, en un local ubicado en las calles 8 y 41 de la capital bonaerense, cuando dos jóvenes, de entre 18 y 20 años, se acercaron a la puerta del local, con la aparente intención de ingresar a comer.

Desde el interior, la propietaria del negocio, les hizo señas de que el lugar carecía ya de mesas debido a la gran concurrencia de comensales, creyendo que tenían intenciones de cenar.

Pero los dos delincuentes patearon la puerta e ingresaron al restaurante, tras lo cual extrajeron sus armas de fuego y apuntaron a la dueña y las empleadas.

Saquearon la caja registradora y se llevaron las pertenencias de valor de los clientes, como carteras, relojes y teléfonos celulares.

Posteriormente, los jóvenes escaparon a bordo de un automóvil Peugeot 504 de color rojo y hasta esta tarde no habían podido ser capturados.

(http://www.clarin.com/diario/2007/07/21/um/m-01462124.htm)

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Enojados por la decisión de la dueña del restaurante, que no los dejaba pasar, los dos jóvenes de 20 y 18 años entraron por la fuerza y con mucho ruido.

Entonces, uno de ellos se dirigió a la concurrencia para explicar: “Disculpen ustedes ésta manera un poco agresiva de entrar e interrumpir la agradable plática que sostienen, pero nosotros dos somos amigos y también queremos festejar, sólo que esta señora no nos deja”.

“Acá somos todos amigos, señora: ¿no tendrá una mesita para éstos simpáticos jóvenes de 20 y 18 años?”, dijo uno de los comensales.

La dueña dudó, un poco inquieta porque los muchachos habían apoyado en el mostrador 2 ametralladoras, 4 granadas y 6 pistolas de grueso calibre, pero se mantuvo en su decisión y explicó que la única mesa libre ya estaba reservada.

“Yo no les pedí que se desarmaran, en este restaurante los concurrentes están autorizados a sentarse con todo lo que tengan encima, pero lo lamento, les pido mil disculpas pero no tengo lugar”, insistió con una sonrisa algo forzada.

“Todas me dicen lo mismo desde que nací”, dice el joven de 18 años, y se larga a llorar sobre el hombro de un señor de saco azul y corbata roja que, sinceramente emocionado, lo abraza al tiempo que recrimina duramente a la dueña: “Creo que usted es muy cruel con el joven de 18 años, así empieza la violencia y se fomenta el descontrol, creo que aquí todos tenemos que demostrar que realmente somos buenos amigos”.

Entonces todos los asistentes se levantan, y en un gesto que los honra, deciden contener emocionalmente a ambos jóvenes, abrazándolos y llorando con ellos.

Es más, otro de los comensales complementario del primero (o sea: de saco rojo y corbata azul), propone hacer una colecta para compensar el horrible trauma de éstos buenos muchachos que sólo querían festejar el día del amigo y fueron severamente reprimidos con la mirada y el gesto altanero por la dueña del restaurante, que seguramente debe ser una madre espantosa.

Confirmando ésta profética hipótesis aparece el hijo de la dueña, que estaba lavando platos, y le dice: “Mamá, por una vez sé generosa en tu vida y colabora con la colecta para éstos buenos muchachos, que muy bien podrían ser mis hermanos”.

Y va a la caja y saca todo lo que hay para dejarlo sobre el mostrador, magnánimo acto que es imitado por todos los comensales que, ahora sí, tienen la frente alta como para merecer festejar el día del amigo.

Los jóvenes de 18 y 20 años lloran, ahora de agradecimiento, guardan las joyas, el dinero y las armas y se van en un deteriorado automóvil Peugeot 504 de color rojo.

La policía sigue buscándolos, seguramente mal informada por la dueña del restaurante, ésa bruja detestable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Y lo del tipo que no quiso 5.000.000.000 de dólares por el terreno, para cuándo? ¿O acaso eso no es sur-realista?