miércoles, 18 de julio de 2007

No usar la corbata para ahorrar energía

Ultimo Momento
14:45 Italia: para ahorrar energía, el gobierno propone que los trabajadores dejen de lado la corbata

La iniciativa surgió desde el Ministerio de Salud de ese país, ante la fuerte ola de calor. La titular del organismo dijo que el quitarse la corbata reduce la temperatura corporal de dos a tres grados. Y permite hacer un uso "más moderado" de los equipos de aire acondicionado.

Italia y parte de Europa vienen soportando desde los últimos días una ola de calor sofocante, con temperaturas que rozaron los 40 grados centígrados. Por eso, el Ministerio de Salud de Italia ha pedido a las oficinas públicas y privadas que propongan a sus empleados que dejen de lado la corbata. El objetivo es reducir el uso de los aparatos de aire acondicionado y favorecer así el ahorro energético, según un comunicado del organismo en su página de Internet.

La ministra de Salud, Livia Turco, explicó que se trata de "un pequeño gesto", que "no cuesta nada" y que puede ayudar a combatir la oleada de calor que se está viviendo en el país y favorecer el ahorro energético.

Turco añadió que el quitarse la corbata produce un inmediata reducción de dos o tres grados de la temperatura corpórea, con un "beneficio para el organismo" y permite "un uso más moderado de los aparatos de aire acondicionado".

La compañía petrolera Eni ya se había adelantado a esta recomendación ministerial, tras comunicar que sus trabajadores prescindirán de la chaqueta y la corbata durante los meses de verano para favorecer el ahorro energético.

(http://www.clarin.com/diario/2007/07/17/um/m-01459319.htm)

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Después de atragantar los hospitales de Italia con una epidemia de asfixiados por el calor, los trabajadores lograron aflojarse la corbata.

Los médicos estaban desconcertados, no lograban darse cuenta, hasta que Giovanni Ferraro les dio una pista: “¡Doctor, aflójeme la corbata que me estoy muriendo!”, le gritó en su desesperación.

Entonces el médico, que ya había pedido quirófano urgente para hacer la traqueotomía y solicitado cuatro resonancias magnéticas y sesenta y dos análisis de laboratorio, le aflojó la corbata y el milagro se produjo: Giovanni empezó a respirar, la cianosis desapareció y a la media hora se fue caminando para su casa, silbando bajito.

“¡Era la corbata, era la corbata!”, profería a los gritos el jefe de guardia como si hubiera descubierto la curación del cáncer.

Nadie se había dado cuenta porque consideraban a la corbata como parte del chasis genético de los diversos trabajadores que la utilizan: desde empleados de reparticiones mínimas hasta presidentes y empresarios decisivos.

Creían que habían nacido con la corbata puesta, nada más.

Pero esto no le importaba a nadie hasta que el ministro de economía advirtió que dejar de usarla implicaría un ahorro energético: menos uso de aire acondicionado.

Ahora sí que el asunto vale la pena: es el momento de que aparezca alguien calificado para bendecir científicamente las nuevas y revolucionarias medidas, de manera que viene la ministra de salud, una señora fatalmente llamada Lívida Baño Turco y dice:”No sé cómo no se dieron cuenta antes, si hasta el almacenero de la esquina sabe que sacarse la corbata disminuye como tres grados la temperatura del organismo, ¿qué están esperando para sacársela?”.

Y como buena ministra de salud, agrega:”Pero lo más importante es que, además de un beneficio para el organismo, permite un uso más moderado de los aparatos de aire acondicionado".

¿Cómo era eso de vivir con la soga al cuello?

Los fisiólogos, que también usan corbata, dicen que éste adminículo diseñado por torturadores “disminuye el flujo sanguíneo al cerebro y transforma al portador en un semi-idiota”.

El Presidente escucha la lectura del informe de rigurosa corbata, arrojando miradas de odio y echando para siempre al lector, que murió burocráticamente con la corbata puesta.

Cuidado: ¡se viene una generación de descorbatados!, al menos en verano y para ahorrar energía no-cerebral.

La ministra entró en profunda contradicción con ella misma, peleando contra el Baño Turco.

Y Giovanni empezó a leer a los anarquistas italianos, que nunca usaron corbata.

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