15:30 En lo que va del año, la venta de vehículos usados creció un 10 % en todo el país
Así lo asegura la Cámara del Comercio Automotor. En mayo se comercializaron más de 111.000 vehículos, un 18 por ciento más que en abril. A pesar del crecimiento en el rubro, la entidad remarca que aún "no hay demanda de crédito" por "temor a endeudarse".
Datos de la Cámara del Comercio Automotor señala que la venta de autos usados en todo el país alcanzó un nuevo récord. En estos primeros cinco meses del año, llegó a los 534.324 vehículos, lo que representa un crecimiento de 10 por ciento en comparación con el mismo período de 2006.
Sólo en mayo se vendieron 111.228 vehículos, 18 por ciento más que en abril, y 7 por ciento por encima del mismo mes del año pasado. "Nuestra proyección para 2007 apunta a un mercado de 1.450.000 unidades, esto significa 15 por ciento más que en 2006", pronosticó el titular de la CCA, Alberto Príncipe.
A modo de queja, el directivo sostuvo que "si uno mira los números de venta, sorprende que la financiación no acompañe este crecimiento". "No hay demanda de crédito como esperábamos; de lo que no hay duda es que sigue sin desaparecer el temor a endeudarse".
"La gente prefiere pedirle dinero a un familiar o un amigo y no tomar un préstamo bancario. En definitiva es un tema de confianza a la continuidad", indicó Príncipe.
(http://www.clarin.com/diario/2007/06/24/um/m-01444552.htm)
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El gobierno, los fabricantes y vendedores de autos, los sociólogos urbanos, los vendedores ambulantes y los psiquiatras sociales esperan ansiosamente que salga a la calle el auto que va a clausurar definitivamente el tránsito de las grandes ciudades.
Cuando ese histórico auto asome la trompa y pise el asfalto, hará imposible que todos los otros vehículos (autos, camiones, camionetas, colectivos y hasta motos) puedan desplazarse ni un centímetro más: ni para adelante ni para atrás, ni a la derecha ni a la izquierda.
Será un día inolvidable para la industria, para los economistas del gobierno y para el presidente, que tiene preparado su discurso por la cadena nacional de radio y televisión.
Es cierto que la gente desconfía del crédito y prefiere pedirle el dinero a cualquier tío con ahorros, ya que teme pagar el préstamo durante el resto de su vida y en monedas exóticas, pero los autos se siguen vendiendo a troche y moche.
Es cierto, también, que el día famoso del auto que petrifique el tránsito para siempre nadie más va a poder usarlo, pero ¿qué importa?, ¡todo el mundo será feliz dueño de un auto parado e inútil!
Eso sí: las veredas serán severamente recortadas para construir bici-sendas y monopatín-sendas, de manera que uno asistirá al gratificante y democrático espectáculo de ver a ministros, gerentes y exitosos circulando con su casco en monopatín al lado de ignotos ciudadanos.
También habrá visitas guiadas para poder llegar al auto propio, visitarlo, sentarse en su interior para tomar unos mates, limpiarlo y hasta decorarlo con plantitas.
Los programas de salidas familiares sufrirán un cambio abrupto y definitivo.
Por ejemplo: “Querido: ¿qué te parece si vamos a regar las plantitas del auto y colgamos una foto de los chicos?”.
O: “¿Y si vamos a escuchar nuestro programa favorito de radio al auto y de paso nos caminamos los diez kilómetros?”.
Está claro que se aproxima una apasionante etapa de la vida urbana, muchísimo más sana y deportiva, una realidad que ha provocado el entusiasmo sin límites del ministro de salud: “Por fin encontramos la manera de hacer mover a estos millones de paralíticos que habitan la ciudad: con tal de ver su auto y ejercer el derecho de propiedad son capaces de caminar muchos kilómetros o andar en bicicleta y monopatín”, dice exultante.
Otra interesante posibilidad se maneja con el auge de las economías complementarias. Ahora los inmigrantes del interior, que siguen llegando a cientos de miles, descubrieron una ocupación realmente original: transportar a los urbanos de buena posición económica en carritos con ruedas y a pura tracción humana.
El aspecto complementario consiste en que está por cerrarse un convenio con China para la importación de millones y millones de carritos cuyos prototipos descansaban en sus museos, oxidados y desesperanzados.
Por suerte, la historia siempre da revancha.
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