lunes, 20 de agosto de 2007

Un chicle de 5.000 años de antigüedad

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13:57 Encuentran un chicle de 5.000 años de antigüedad

Fue descubierto por una joven británica estudiante de arqueología. El hallazgo permitiría determinar que las personas ya solían utilizar la goma de mascar desde el Neolítico. Los científicos creen que además le daban otras utilidades, como pegar vasijas rotas.

Una joven estudiante de arqueología descubrió un chicle de aproximadamente 5.000 años de antigüedad en el oeste de Finlandia, informaron científicos británicos.

Mientras paseaba por un yacimiento arqueológico de la costa finlandesa, la joven Sara Pickin, de 23 años, estudiante de la Universidad de Derby, dio con el chicle.

Pickin aseguró sentirse "feliz" con el hallazgo, que permitiría determinar que las personas ya solían mascar chicle desde el Neolítico. Además, según dijo el profesor Trevor Brown de la Universidad de Derby, en el centro de Inglaterra, el descubrimiento es especialmente significativo porque sobre el chicle aún se preservan marcas de dientes.

La goma de mascar encontrada está fabricada con resina de abedul. Contiene ácido carbónico y, por lo tanto, componentes antisépticos que actúan contra infecciones en la boca. Este chicle presumiblemente era además utilizado para otras finalidades, como por ejemplo pegar vasijas rotas, añadió Brown. (Fuente: DPA)

(http://www.clarin.com/diario/2007/08/20/um/m-01482009.htm)

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“¡Ea, Trevor, ve a comprarme un neo-chicle al neo-kiosco!”

“OK, Sara, pero cuando lo tires, deja marcados tus dientes para que lo encuentren dentro de cinco mil años y se queden sorprendidos de nuestros adelantos”.

Así, Sara y Trevor, una simpática pareja del neolítico se divertía una tarde de verano en Neo-Finlandia, que ahora es simplemente Finlandia.

“Espero que se den cuenta que no somos tan tontos como para mascarlo y después tirarlo. Nos cuesta bastante hacerlo como para darle un rato de trabajo a la mandíbula y después dejarlo”, dice Trevor.

“Claro”, contesta Sara, “como todavía no tenemos Poxipol, debemos ingeniarnos para unir los trozos de aquella vasija rota, ¿qué te parece si le damos ese uso?”.

“¡Genial, Sara! ¿Te parece que se darán cuenta dentro de cinco mi años?”

“Ni idea, Trevor, pero los augurios no son muy buenos. Dicen que van a ser bastante idiotas y soberbios, que van a subestimar a los antiguos como nosotros suponiendo que éramos ignorantes y salvajes.”

“¡Pobre gente!, seguro que sus sacerdotes, políticos y científicos estarán bastante equivocados. Y sus psicoanalistas los adularán dándoles siempre la razón como hacen con todos sus clientes”, asegura Trevor.

“Me divierte pensar todas las cosas que van a pensar cuando encuentren el chicle, me gustaría estar ahí”, suspira Sara.

Pero el tiempo pasó y los arqueólogos buscaban cualquier cosa menos el chicle neolítico, de manera que encontraron varios pero los desecharon sin darle importancia. Es más: los tiraban con desprecio, preguntándose quién estaría dificultando el hallazgo de objetos verdaderamente importantes haciendo una broma tan pesada.

Y fue esta conducta la que terminó con la paciencia de la pareja neo-chiclosa.

Entonces se disfrazaron de neo-arqueólogos, sacaron uno de los tantos chicles que tenían guardados y, simulando ser investigadores de la Universidad de Derby, dieron una conferencia de prensa para mostrar al mundo su presunto descubrimiento, al tiempo que daban pistas sobre sus otras posibles utilidades.

Al día siguiente, las autoridades de la universidad dieron otra conferencia, ésta vez para denunciar “a los falsos científicos que mienten sobre nuestro auténtico pasado para engañar a la gente y hacerse famosos sin esfuerzo”.

Todavía Interpol los sigue buscando, pero es un poco difícil que los encuentren: Sara y Trevor ya están en su tiempo y en su tierra, muertos de risa y mascando un chicle.

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