jueves, 23 de agosto de 2007

Polémica en Ushuaia por el maestro travesti

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14:13 Crece la polémica en Ushuaia por el maestro travesti: quieren denunciarlo por falsear su identidad

Un grupo de padres de la escuela en la que dicta clases considera que se están afectando los derechos de los niños. El docente, en tanto, calificó de "prejuiciosas" esas actitudes. La secretaria de Derechos Humanos fueguina dijo que si "cumple con dictar clases con decoro, está todo dicho".

Esta mañana, Juan Carlos Albarengo, papá de una estudiante de la EPET número 1 –aunque no alumna del docente– indicó que junto a otros padres denunciarán al profesor por supuesta "falsedad de identidad".

Agregó que en el título que presentó el profesor de Historia en la escuela figura su nombre masculino "y hasta tanto el juez no diga lo contrario, este señor está falseando su identidad". Adelantó que este sábado a las 17 un grupo de padres se reunirá para "estudiar el tema" porque "queremos garantizar la protección de los derechos de los niños sin discriminar ni lesionar el derecho de trabajar" del docente.

Por su parte, el Defensor de los Derechos de los Niños, Niñas, Jóvenes y Adolescentes, Guillermo Gowland, aseguró hoy que la presencia del docente frente a un curso "no viola ningún derecho de los niños" y, por el contrario, estimó que cuestionarlo por su "preferencia sexual es discriminatorio", afirmó.

A su vez, la secretaria de Derechos Humanos de la Provincia, Fabiana Nodar consideró que el caso se acerca a una "discriminación por preferencia sexual", estimó que si "cumple con dictar clases con decoro está todo dicho y no hay inconvenientes", a la vez que aclaró que la docente "no tiene obligación de revelar su identidad masculina ante los alumnos".

El debate se instaló cuando las autoridades de la EPET 1 le exigieron infructuosamente al docente que se presente a clases vistiendo ropas masculinas. El maestro da clases de Historia en un séptimo año de la EPET 1 y en el Colegio José María Sobral, además de tres horas de Formación Etica y Ciudadana en el Colegio Los Andes, y previamente tuvo cuatro horas de Historia en el Colegio Polivalente de Arte.

(http://www.clarin.com/diario/2007/08/23/um/m-01483973.htm)

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Preocupado por su propia identidad sexual, el padre de una alumna de la EPET número 1 (que no sabe adónde meterse), denunció a una persona de género sexual “docente” por supuesta “falsedad de identidad”.

El verdadero problema es que los padres no saben cómo diablos dirigirse a ésta persona en las reuniones entre padres y docentes.

Dudan entre la apariencia y los documentos, que exigen a los profesores a la entrada de las reuniones.

Allí dice “Marcelo Pérez”, y a pesar de que Marcela aclara perfectamente que la vida la ha llevado por otros rumbos y que no se siente identificada con el sexo que figura en su partida de nacimiento, algunos padres sufren una grave crisis cerebral al momento de dirigirle la palabra.

Incluso uno de ellos ha propuesto “lo docente”, para evitar decir “el profesor tal” o la “profesora cual”, lo cual fue rechazado por demasiado absurdo.

La forma más clara y menos conflictiva ha triunfado no sin ambigua oposición de los indecisos, tal cual cabe a la problemática en discusión: echar al profesor/a resuelve definitivamente todos los problemas y confusiones derivadas de la imposibilidad de pronunciar a la persona.

Es tan difícil enunciarla que ni siquiera el periodista que redacta la noticia menciona su nombre y apellido, tal vez para evitarse a sí mismo el incómodo problema.

Pero la profesora en cuestión está furiosa con razón porque Juan Carlos Albarengo, el padre denunciante, se atreve a negarle identidad.

A vos te espero en la esquina”, le dice amenazante y recuperando parte de su verdad.

No le pego a las mujeres”, contesta atemorizado Albarengo sin advertir su grave contradicción con la propia denuncia.

Pero no es el único que nada en la nada.

Por ejemplo: las autoridades del colegio le exigen a la profesora vestir ropas masculinas, pero tanto el Defensor de los Derechos de los Niños, Niñas, Jóvenes y Adolescentes (difícil cuidar a tanta gente), como la Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia respaldan al docente (la profesora), advirtiendo que está en su derecho y no piensa comerse crudo a ningún pequeño ni distorsionar la prometedora salud sexual de los candidos adolescentes.

Ahora el docente incriminado amenazó con contar la Verdadera Historia de Albarengo en público (que investigó en detalle) y también propone a las autoridades del colegio que los padres denunciantes vayan vestidos de idiotas, también para exhibir claramente su identidad.

Y esto ya está demasiado complicado: es mejor que los docentes sean hijos del Espíritu Santo y listo, para evitarse complicaciones mayores y no amenazar la identidad de los pobres padres.

Ése problema que sus hijos ignoran, por ahora.

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