jueves, 9 de agosto de 2007

Cuatro ballenas pasaron por Mar del Plata

Ultimo Momento
23:30 En su viaje hacia Península Valdés, cuatro ballenas se acercaron hasta las costas de Mar del Plata

Son de la especie Franca Austral. Según biólogos locales, se trata de una hembra, su cría y dos machos adultos. Los cetáceos llegaron desde Brasil y se dirigen hacia Chubut, donde se aparean.

En una escala previa a su llegada anual a Península Valdés, en Chubut, cuatro ballenas –de la especie Franca Austral- recorrieron hoy la costa marplatense, entre playa Varese y la escollera norte.


Los cetáceos fueron descubiertos ayer por los marplatenses y hoy se acercaron mucho más a la costa. Por esto, biólogos locales establecieron que en el grupo hay al menos una ballena hembra junto con su cría y otros dos ejemplares adultos.

Juan Lorenzani, titular de la Fundación Fauna Argentina, explicó que "el paso de las ballenas por estas costas en los últimos años se tornó en una tradición, ya que provienen del Brasil con dirección a la Península Valdés donde se produce el apareamiento de esta especie".

"Estos cetáceos, en los meses de julio y agosto pasan por estas costas antes de permanecer por unos meses hasta el verano en el sur argentino y antes de continuar su ruta hasta la Antártida, donde se alimentan con krill", aseguró.

(http://www.clarin.com/diario/2007/08/08/um/m-01474228.htm)

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“Ya es una tradición que pasemos por Mar del Plata, vamos para allá”, dice una de las ballenas.

Como socias fundadoras del Mercosur las ballenas pasan el invierno en Brasil, pero hacen una escala en Mar del Plata para saludar a los leones marinos y dejarse ver por los humanos.

“Nos gusta la costanera, que es la más hermosa de Argentina, pero especialmente venimos a decirles que aquí estamos, que la vida sigue y hay que vivirla todos los días”, dice una de sus representantes.

Después andan en grupos, mirándose de reojo y cantándose para delinear afinidades que se concretarán en el momento del apareamiento, allá por las costas de Chubut.

“También tenemos la tradición de aparearnos en Puerto Pirámides, y aunque la cantidad de turistas es incómoda, también nos gusta que nos vean, que compartan ese momento tan especial para nosotras”, agregan.

“Ustedes tienen una especie de malsana pasión por los dinosaurios”, confía una de ellas a su amigo Juan Lorenzani, titular de la Fundación Fauna Argentina.

“Pero es porque temen terminar igual que ellos. Acá estamos, para que vean que no es la única posibilidad porque hay otra más simple y que no necesita tanto análisis sino ganas: seguir viviendo poniendo el corazón”.

Y después, en verano, seguirán hacia la Antártida para alimentarse de krill, que también es una tradición, solo que más antigua.

Está claro que, además de ser fundadoras del Mercosur, las ballenas también han inventando los viajes de crucero.

“Estamos preocupadas por los cambios de la vida en el mar”, dicen.

“No sabemos hasta cuándo vamos a encontrar krill suficiente para alimentarnos, pero confiamos en ustedes, en que se darán cuenta y harán algo importante por ustedes y nosotras”, agregan entre preocupadas y melancólicas.

Lorenzani les pregunta si lloran, si tienen párpados.

Sí, a veces lloramos, a veces tenemos párpados”, contestan enigmáticamente.

“Aquí tenemos la tradición de la curiosidad, la tradición de preguntar sobre todas las cosas: pavadas y asuntos importantes”, aclara Lorenzani.

“Adelante, pregunte nomás”, dicen.

“¿Qué es la vida?”, arriesga el naturista.

Es muy simple: la vida es un consorcio, la vida es una cooperativa”, le contestan extrañadas por una pregunta tan elemental.

Y se van, dejando una rara estela de incógnitas y esperanzas.

Ta gueno, dice Lorenzani, mirándolas alejarse para seguir con sus tradiciones.

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