jueves, 4 de octubre de 2007

Proponen que el matrimonio dure siete años

El Mundo
GABRIELE PAULI, DE LA CONSERVADORA UNION SOCIAL CRISTIANA DE BAVIERA
Proponen en Alemania que el matrimonio dure nada más que siete años

Una dirigente dice que debe tener fecha de vencimiento, con la opción de renovarlo o dejarlo vencer.

Sus dos divorcios le sirven de experiencia para afirmar que el matrimonio no es "hasta que la muerte nos separe". Gabriele Pauli, una política alemana hasta hace poco desconocida, lanzó una propuesta que convence a unos y escandaliza a la mayoría de los alemanes: limitar el matrimonio a siete años, con la opción de dejarlo vencer o renovarlo, como un contrato.

El amor -insiste esta pelirroja de ojos claros y 50 años muy bien llevados- no puede durar más de siete años. "Después muchas parejas sólo existen para el exterior, pero por dentro están rotas. Si el matrimonio se disolviera inmediatamente se ahorrarían peleas y costos de separación", declaró Pauli.

Su propuesta cayó como una bomba en su partido, la bávara Unión Social Cristiana (CSU), la formación más conservadora de Alemania. "Una política tiene que saber percibir las cosas que otros piensan", dijo Pauli para defenderse de los ataques de sus propios correligionarios, que hasta le aconsejaron tratamiento psiquiátrico.

"Un plazo de siete años es adecuado" porque, a menudo, después de ese tiempo la pareja entra en crisis, insistió Pauli. "Pasado ese tiempo se puede decir sí quiero, es decir, seguirá habiendo matrimonios para toda la vida", agregó. "Pero ya hoy una de cada dos parejas fracasan. Y muchos siguen casados sólo por temor a la separación, por dependencia económica o ventajas fiscales. Pero el matrimonio no está para dar seguridad, lo que debe contar es el amor", explicó.

Para la Iglesia Católica de Baviera, "un matrimonio con vencimiento es una contradicción en sí mismo. Nadie se casa para luego separarse", declaró al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung el portavoz del Arzobispado de Munich-Freising, Winfried Roehmel.

(http://www.clarin.com/diario/2007/10/02/elmundo/i-02301.htm)

/////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////


Por fin los casamientos podrán concretarse adonde corresponde: en los Juzgados de Derecho Comercial, su lugar natural.

La renovación es otra cosa, para eso están pidiendo asesoramiento de las instituciones más cercanas al espíritu del trámite: la renovación de licencias para conducir y de pasaportes.

Es más: podrían renovarse en esos mismos lugares, para no agregar más burocracia al asunto.

Pero no hay acuerdo en cuánto a los requisitos. Algunos sostienen que basta con la negativa o la ignorancia de uno de los dos, otros afirman que hay que pedir certificado de familiares, amigos y vecinos. O verificación autorizada (médicos, psicólogos) de adecuado rendimiento matrimonial.

Incluso, es probable que se adopte el Control de Eficacia Matrimonial Anual, copiado de los exámenes que se practican a los autos para verificar su mantenimiento.

Por ejemplo: la autoridad competente tendrá que clasificar las anomalías en dos tipos: las menores (equivalentes a no tener en buen estado las luces de posición o los limpiaparabrisas) y las mayores (correspondientes en la vida matrimonial a motor, chasis, dirección, gomas, suspensión, etcétera).

En este último caso el matrimonio tendrá un mes de plazo para seguir circulando, pero caducará indefectiblemente si las reparaciones no demuestran su eficacia.

También hay problemas para evaluar ciertas conductas sospechosas.

Por ejemplo: “Me olvidé de renovar pero te estimo bastante, querido”.

O: “Estaba por entrar para renovar pero me empezó a doler horrible una muela y tuve que ir al dentista, señora mía”.

Hay un problema con la duración del período de vigencia de la renovación.

Algunos sostienen que debería ser a la inversa que en el caso de la licencia para conducir: al principio siete años y luego, a medida que aumenta la edad de los socios cada vez más tiempo, considerando que el mercado está difícil después de los cincuenta y no puede exigirse un trámite inútil a gente que anda por la vida sin dientes, con muletas o portando ocho operaciones encima.

Hay mucha gente entusiasmada con el proyecto, además de los trillones que se quieren divorciar y no pueden.

Por ejemplo: los fabricantes de arroz, las agencias de turismo y los organizadores de fiestas, fotógrafos incluidos.

Pero también está feliz el estado: aprovechando la analogía con los automóviles piensan cobrar una inédita Patente Matrimonial en cada renovación y de acuerdo al tiempo de la prórroga.

El único problema es que no va a ser fácil hacer una fiesta de casamiento cada siete años pretendiendo contar con la presencia de todos los invitados: los antiguos más los nuevos. Es de esperar que, por ejemplo, los adolescentes se harten fácil de tener que ir continuamente al casamiento de padres y abuelos.

Y por suerte hay gente intuitivamente surrealista como el portavoz del Arzobispado de Munich-Freising, Winfried Roehmel, quien sabiamente opina que: "Un matrimonio con vencimiento es una contradicción en sí mismo. Nadie se casa para luego separarse".

Te espero en el taller a ver si estamos en condiciones de seguir, mi vida.

¿Y el amor?

De eso hablamos otro día.

No hay comentarios.: