sábado, 27 de octubre de 2007

La trágica muerte de seis elefantes borrachos

La trágica muerte de seis elefantes borrachos

Los paquidermos perdieron la cabeza cuando se excedieron con la cerveza. Las consecuencias de tomar de más y jugar con postes de luz

El suceso se produjo este domingo en el pueblo de Chandan Nukat, cuando una manada de unos 40 elefantes bebieron por error la cerveza de arroz que preparan las tribus locales de la región india de Meghalaya y comenzaron a correr por los arrozales.

"Uno de los elefantes trató de frotar su lomo contra un poste eléctrico, y este no pudo resistir su pesó y cayó, con lo que el elefante sufrió un contacto directo con el cable de alta tensión", dijo el activista local Dipu Marak en declaraciones a la agencia india IANS.Varios testigos y funcionarios dijeron haber visto al elefante, un macho adulto, retorcerse de dolor y barritando, lo cual atrajo a varios paquidermos más que acudieron al rescate y sufrieron su mismo destino. "Era patético ver a un elefante tras otro electrocutándose ante nuestros ojos. Murieron seis en total, incluidas tres crías", dijo un anciano del pueblo, T. Sangma.

"Podría haber habido más muertos, pero algunos de los aldeanos lograron alejar a los demás elefantes del cable", añadió. En los meses pasados, se documentaron varios casos de elefantes causando daños en áreas de Meghalaya y la región vecina de Assam, sobre todo en los pueblos donde las tribus elaboran cerveza de arroz, según aseguró a IANS el experto en paquidermos Kushal Konwar Sharma.

Los elefantes ebrios se enfurecen con facilidad y destruyen chozas y graneros, además de atacar a los habitantes de las aldeas. El incremento de ataques contra personas protagonizados por elefantes está también relacionado, según los expertos, con el hecho de que sus corredores de paso están cada vez más amenazados por las actividades humanas. En la región de Assam, los elefantes mataron a 239 personas en los últimos cinco años, mientras que 265 paquidermos murieron en ese período, la mayoría de las veces víctimas de actos de venganza por parte de humanos enfadados. Assam y Meghalaya tienen una de las mayores poblaciones de elefantes asiáticos, estimada en torno a 6.000 ejemplares.

Fuente: EFE

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Es la conocida historia de los seis elefantes que faltaron a la última reunión de Alcohólicos Anónimos.

Fue cuando Tantor les dijo a sus amigos: “¿Qué tal si nos tomamos unos tragos? Hace mucho que no lo hacemos y creo que estamos necesitándolo”.

Todos estuvieron de acuerdo y acordaron encontrarse adónde sabían que los campesinos guardan el alcohol de arroz.

Pero después de los primeros tragos ya no pudieron controlarse más: comenzaron a correr en tropel como locos arrasando con todo lo que encontraban a su paso que, dicho sea, es cada vez más estrecho.

Resulta que cada vez hay menos espacio para que los elefantes se desplacen.

Y es inútil que insistan: la SPF (Sociedad de Paquidermos Furiosos) ha demandado infructuosamente que los humanos decidan respetar sus ancestrales rutas, sus lugares de ir y venir.

De manera que cuando están alcoholizados expresan los que verdaderamente sienten, sacan su furia sin frenos de ningún tipo y matan a quien se interponga en su camino, además de destruir plantaciones y poblados.

“Si no hay lugar para nosotros tampoco lo habrá para ustedes”, dicen sus representantes más enojados.

“¿Porqué creen que estamos con trompa?”, responden indignados cuando los vecinos se preocupan por su mal humor.

Entonces toman para olvidar sus penas y pasa lo que pasa, así de simple.

Ahora las cosas han empeorado tanto que algunos de ellos, en un ataque de desesperación, han elegido electrocutarse a la vista de todos: primero se emborrachan para sentir lo menos posible y luego tiran los postes para que los cables hagan el resto.

Tantor está cada vez más angustiado y pasa las noches dando bramidos terribles y llamando a Tarzán.

Dice que es el único que podría entenderlos y hacer algo por ellos.

Anda por todas partes buscando a su amigo y preguntando por él.

“¿No vieron a Tarzán?”, pregunta en Chandan Nukat.

“¿No vieron a Tarzán?”, sigue preguntando por toda Meghalaya.

Recorre aturdido y gimiendo a los gritos toda la región de Assam parando a todos y haciendo infructuosamente la misma pregunta para tener siempre la misma respuesta.

Nadie se anima a decirle que Tarzán se fue para siempre con la última película.

Espero que ahora nadie pregunte porqué los elefantes faltaron a la reunión de Alcohólicos Anónimos, decidieron emborracharse y destruir lo que encontraran a su paso.

Y porque razón optaron por enredarse en los cables y electrocutarse.

Es mejor que nadie pregunte tonterías, por favor.

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