jueves, 11 de octubre de 2007

Proponen cambiar el nombre de "Día de la Raza"

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El INADI propone cambiar el nombre de "Día de la Raza"
05:17
Presentará hoy el proyecto para que el feriado nacional del 12 de octubre sea denominado "Día de la Diversidad Cultural Americana". Sugiere eliminar la anterior porque consideran que "toda idea diferenciación racial es moralmente condenable y socialmente injusta". El objetivo es que se transforme en una jornada de valorización de las identidades étnicas y culturales y de reflexión histórica.

El Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) presentará hoy el proyecto de decreto para que el feriado nacional del 12 de octubre sea denominado "Día de la Diversidad Cultural Americana". El proyecto propone también "efectuar las modificaciones necesarias para incorporar el cambio en los calendarios escolares y en las currículas de capacitación a docentes".

El acto se realizará a las 12 en el auditorio de la Subsecretaría de la Gestión Pública -Roque Sáenz Peña 511- y contará con la presencia de la presidenta del INADI, María José Lubertino y el subsecretario de Promoción y Protección de Derechos Humanos, Rodolfo Mattarollo. El escritor Osvaldo Bayer, Gregory Sánchez, del Movimiento Indoamericano; Sandra Painefilú, del pueblo Mapuche; Eulogio Frites, presidente de la Comisión de Juristas Indígenas, y Octorina Zamora, de la comunidad indígena Wichi, completan la nómina de invitados.

Según el proyecto de decreto, la denominación de la efeméride como "Día de la Raza" es inadecuada. La Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, indica el documento, determina que "toda idea o doctrina de superioridad basada en la diferenciación racial es científicamente falsa, moralmente condenable y socialmente injusta".

Para el INADI, la utilización del término "raza" es abandonada por su carencia de sustento científico porque la biología no ha podido demostrar la existencia de estructuras genéticas de "raza" y por razones políticas y culturales. El proyecto de decreto considera "imprescindible revalorizar las culturas originarias de América, tanto en su faz histórica como presente, reconociendo la diversidad cultural".

El cambio en el significado del feriado, precisa, "implicará armonizar la legislación nacional con el derecho de los pueblos indígenas, consagrando y reconociendo que los derechos humanos tienen los caracteres de universalidad, indivisibilidad e interdependencia".

(http://www.clarin.com/diario/2007/10/11/um/m-01517192.htm)

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“Parece que no es suficiente con que nos hayan arrasado en la realidad, también lo hicieron en el almanaque”, dice la mapuche Sandra Painefilú.

“No digas que sos mapuche, eso ya es discriminación”, le dice la wichi Octorina Zamora.

“Entonces vos no digas que sos wichi”, le contesta Sandra.

Parece que ahora las razas no existen, y los días de ellas tampoco.

Ya no serán posibles los actos escolares con nenes disfrazados de Colón o naturales de América (que tampoco se llama así, no tiene nombre), con carabelas de cartulina, con apócrifas plumas de paloma rescatadas de la plaza o compradas con anticipación en las jugueterías. Quemar corcho para dibujar bigotes en niños imberbes quedará para las fiestas patrias, que por ahora aguantan.

“¿Por qué estos cambios?”, dicen las maestras crónicas, “si era tan lindo ver disfrazados a los chicos jugando a la Conquista de América”.

“No fue un juego, nos pasaron por arriba, nos asesinaron en masa”, dicen al unísono Sandra y Octorina.

Un lingüista de turno que pasaba por allí, también aporta lo suyo: “Raza, racia y racismo se parecen demasiado, mejor abandonamos la palabra y listo, nadie se va a morir por eso”, dice sin que nadie se lo pregunte.

Solo que demasiada gente murió por esa sutileza idiomática, eso es todo.

No, ya no tenemos que festejar El Día de la Raza Superior.

Es más: nunca nadie descubrió América, que vaya a saber cómo se llama, sencillamente porque ya estaba descubierta por los que vivían aquí, a quienes llamamos con diversos nombres para que las maestras pudieran enseñar razas diferentes, razas menores. (Y los chicos pudieran disfrazarse distinto año a año el 12 de octubre, para no aburrir a padres y maestros)

No había nada allí”, dice el General Roca, el mismo que protagonizó un simple genocidio pomposamente denominado Conquista del Desierto.

“¿Cómo nos pueden culpar por conquistar la Nada?; sólo había tierra, avestruces, mapuches y tehuelches, nada más”, dice Roca con la frialdad y la dureza que caracterizan a su apellido.

Y entonces uno, inexorablemente, se acuerda de su predecesor, un tal Videla, que dio una clase de metafísica perversa explicando que alguien que desaparecía ya no implicaba un tema a discutir porque ¿cómo vamos a preocuparnos de alguien que no es, que carece de sustancia, que no existe?

Igual con los primitivos habitantes de estas tierras: “No vimos ninguna raza, no había nadie. Si los mismísimos teólogos discuten acerca de si estos mamíferos tienen alma, ¿qué pueden exigirnos a nosotros, pobres militares desesperados?”, dicen los representantes de la raza superior, la misma que descubre, se apodera y nombra.

“¿Cómo los llamamos?”, discutían mientras arrasaban y se apoderaban de todo.

“Y, no sé, poneles indios”, propone un oficial subalterno.

“Me parece que la India queda más lejos, en la próxima estación de subte”, le contesta el capitán a cargo.

“No importa, nadie se va a dar cuenta y además nos piden urgente un informe en la Corte”, dice el ansioso oficial con una pluma en la mano.

Después, con el correr del tiempo, la misma pluma fue a parar a la cabeza de un chico de seis añitos en la fiestita escolar, tan lindo estaba el nene.

“Siempre los mismos amargos”, dicen las maestras crónicas.

“Así nos vamos a quedar sin feriado”, dicen los empleados agudos y crónicos de cualquier cosa.

“Un día de reflexión no sirve para feriado obligatorio, para hacer puente y mandarse un viaje rápido”, se alarman las agencias de turismo.

Ellos organizan mini-vacaciones a los mismos lugares adonde habitaba la Nada con su cortejo de mapuches, wichis, tehuelches y otros que no me acuerdo.

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