domingo, 14 de octubre de 2007

Dijo el ex-jefe de las fuerzas de EEUU en Irak

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EL MUNDO
El ex jefe de fuerzas EE.UU. dijo que Irak "es una pesadilla sin un final previsible''
23:05
Ricardo Sánchez comandó las fuerzas de la coalición durante un año, a partir de junio del 2003. Habló de varios errores políticos y militares en el país del Golfo y consideró que el presidente George W. Bush manejó la guerra de forma incompetente.

La misión militar en Irak es una ''pesadilla sin un final previsible'', por una serie de cálculos equivocados tras la caída de Saddam Hussein, los cuales continúan a la fecha, dijo un ex jefe de las fuerzas encabezadas por Estados Unidos. El teniente general retirado Ricardo Sánchez, quien comandó las fuerzas de la coalición durante un año, a partir de junio del 2003, habló de varios errores políticos y militares en Irak, que a su juicio, abrieron el camino a la insurgencia.

Entre los errores mencionó la disolución de las fuerzas militares de la era de Saddam, el no haber establecido vínculos con los líderes tribales y el no haber instaurado rápidamente un gobierno civil tras el derrocamiento del líder iraquí. Sánchez consideró que las estrategias actuales, incluido el despliegue de 30.000 efectivos adicionales a comienzos de este año, representan un ''intento desesperado'' de compensar los años de políticas erradas en Irak.

''No hay duda de que Estados Unidos vive una pesadilla sin un final previsible'', dijo Sánchez el viernes, a un grupo de periodistas que cubre asuntos militares. Sánchez se negó a responsabilizar a algún funcionario en particular. Sin embargo, criticó al Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional, el Congreso y la cúpula militar.

Esas críticas, incluso por parte de un ex alto mando del Pentágono, no son nuevas, pero han cobrado más resonancia mientras los debates sobre la estrategia de la guerra dominan la campaña de los aspirantes a la candidatura presidencial. El gobierno de Bush no respondió directamente a las críticas de Sánchez. ''Apreciamos el servicio que él prestó al país'', dijo Trey Bohn, portavoz de la Casa Blanca.

Sánchez se retiró del Ejército el año pasado, dos años después de completar un bienio como comandante de todas las fuerzas estadounidenses en Irak. Al renunciar, consideró que su carrera militar fue una víctima del escándalo por las denuncias de abusos en la prisión de Abu Ghraib.

(http://www.clarin.com/diario/2007/10/13/um/m-01518878.htm)

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¡Hola Sánchez! ¿Cómo estás?

No sabíamos o no recordábamos o no nos interesó saber que, un latinoamericano estándar como cualquiera de nosotros, había comandado la ocupación militar en Irak.

Tal vez pensamos que era un figurón de esos que la Secretaría de Estado elije entre sus países acólitos del Sur para darle visos de universalidad a sus agresiones: a ellos les gusta usar la palabra “aliados” para transformar un genocidio en un emprendimiento simpático y colectivo.

Es una palabra maravillosa y convincente: ¿cómo no van a tener razón si somos aliados?

¿Cómo no van a defendernos adecuadamente contra el Eje del Mal, contra las fuerzas de Satán escondidas entre los pliegues del Islam?

Bueno: aquí tenemos al general Ricardo Sánchez, con el cual perdimos la oportunidad de conversar en cualquier momento. Bastaba llamarlo a Bagdad, al Cuartel General, y decirle: “Eh, Sánchez, aquí te habla Rodríguez, ¿charlamos un rato sobre tu trabajo actual?”.

Y seguramente podríamos haber platicado fácil y extenso con él. Como tantas otras veces, perdimos la oportunidad por ignorancia y hasta podríamos haberlo ayudado.

Por ejemplo: el general está sanamente preocupado por el futuro de la guerra en Irak.

No por el pasado, salvo en lo que llama “errores de cálculo”.

Sánchez: haberlo sabido, por aquí tenemos cualquier cantidad de matemáticos desocupados que podrían haber resuelto los errores de cálculo.

Cualquiera de ellos te hubiera dicho que, antes de entrar gloriosos y triunfantes en Bagdad, tendrían que haber puesto a disposición de los iraquíes todos los Mac Donald de EEUU, todas las películas de Hollywood, todos los jeans, todos los aparatitos inútiles que les entretienen la vida todos los días a los habitantes de tu Gran País.

Es más: tendrían que haber logrado (y ustedes todo lo pueden), que los habitantes de Irak pasaran un año en tu país antes de invadirlos, para que vieran cómo es eso de vivir en Democracia.

De haber hecho este pequeño cálculo con anticipación, seguramente habrían logrado lo que genuinamente esperaban: que los iraquíes los recibieran con flores y abrazos, con bailes y festejos por haberlos librado de una tiranía sangrienta.

Pero Sánchez, esos pueblos son demasiado ignorantes como para apreciar Valores Verdaderos y auténticos defensores de los Derechos Humanos como ustedes.

No fueron felices cuando ustedes bombardearon Bagdad y asesinaron cientos de miles de civiles simplemente por su obstinada ignorancia.

No salieron a abrazar al libertador que acababa de masacrar con armas sofisticadas a su padre, a su madre y a su hijo.

Mirá Sánchez, creo que no valían un solo disparo de tus armas, un solo esfuerzo de tus genios militares para diseñar una gesta liberadora como la que ustedes imaginaron.

Ni siquiera las conocidas aberraciones y abusos de la prisión de Abu Ghraib, que ocurrieron durante tu jefatura y seguramente fueron divulgadas exclusivamente para dañar tu prestigio.

Tus palabras son muy sabias e indiscutibles: “No hay duda de que Estados Unidos vive una pesadilla sin un final previsible”.

Y todo por errores de cálculo que podrían haberse evitado si te hubieras acordado de consultar con nosotros, tus hermanos latinoamericanos.

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