jueves, 6 de septiembre de 2007

El escritor que noveló el asesinato del amante de su mujer

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11:50 Condenan a un escritor polaco que convirtió en novela el crimen del amante de su ex mujer

Kristian Bala fue sentenciado a 25 años de cárcel tras ser hallado culpable del asesinato cometido en diciembre de 2000. El escritor publicó una obra titulada Cólera, en la que narra el homicidio con tantos detalles que lo terminó convirtiendo en principal sospechoso.

El crimen conmovió a Polonia en diciembre de 2000. El cadáver mutilado de un empresario apareció flotando en el río Oder, en la ciudad de Wroclaw, cerca de la frontera con Alemania. Tenía las manos atadas detrás de la nuca y signos de haber sido torturado.Tres años después, el polaco Krystian Bala publicó Amok, una novela en la que narra el asesinato con demasiados detalles. Tantos, que el escritor se convirtió en sospechoso del homicidio. Era un crimen casi perfecto, hasta que apareció en las librerías.

Bala fue condenado ahora a 25 años de prisión por matar al amante de su mujer y utilizar el crimen como argumento para escribir la obra. "Amoku", o "Cólera" en español, fue publicada en 2004 y pronto alcanzó gran popularidad en Polonia por las precisas descripciones.El escritor se declaró en todo momento inocente, aunque la Justicia halló claras similitudes entre el crimen del libro y el verídico, cuya víctima, Dariusz J., mantenía un romance con la esposa del escritor.

En la novela, como también sucedió en la realidad, los celos llevan al protagonista a secuestrar al amante de su mujer por tres días. Lo mantiene encerrado en un sótano y finalmente lo apuñala y lo tira atado al río Odra, donde muere ahogado. La novela cuenta detalles que sólo podría conocer la policía o el asesino.Si bien Bala siempre dijo ser inocente, otras "coincidencias" complicaron al autor. Tras el hallazgo del cuerpo del empresario, las investigaciones determinaron que era un hombre respetado, exitoso y solvente. A primera vista, no había motivos para el brutal asesinato.

Cinco años después, la policía recibió una llamada anónima. "Lean el libro Amok", sugería. El inspector jefe Jacek Wroblewski quedó helado con lo que encontró en esas páginas.Contenían detalles realmente íntimos sobre el homicidio. Investigaciones posteriores mostraron que el empresario muerto era amigo de la ex esposa del escritor. Bala fue arrestado e interrogado, pero tres días después quedó libre por falta de pruebas.

El denuncia que fue golpeado e insultado. "Parecía que habían aprendido el libro de memoria. Me preguntaban sobre cada detalle", contó luego. "La policía tomó mi libro como si fuera una autobiografía y no una obra de ficción", se defendió.Su ex esposa declaró en el juicio que el joven "era un obsesivo" que quería controlarla todo el tiempo. Además, los investigadores descubrieron que cuatro días después del crimen Bala vendió por Internet un teléfono celular igual al que tenía la víctima, que nunca apareció.

(http://www.clarin.com/diario/2007/09/05/um/m-01492840.htm)

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Kristian Bala era joven aún, pero decidió casarse para escribir un libro que lo hiciera famoso.

Después de un tiempo de incertidumbre e infinidad de garabatos condenados al fracaso, fue encontrando lentamente la forma de transformar su relación matrimonial en literatura.

Era una certeza misteriosa: él sabía que había un vínculo secreto entre ambos asuntos pero ignoraba cuál.

De manera que fue excluyendo uno a uno los posibles motivos.

La relación no daba para una gran historia romántica y él lo sabía desde el comienzo, aunque durante los primeros tiempos explorara tibiamente esa posibilidad, tan anhelada para otros pero no para él.

Tampoco para una epopeya familiar, con muchos hijos y un destino de grandeza grupal. Mucho menos como aventureros del mundo o magnates que construyen un gran imperio.

Angustiado por no encontrar la solución al enigma fue dejando cada vez más sola a su mujer, una persona inquieta, juguetona y razonablemente atractiva.

Y ésa fue la salvación de su proyecto, pero también su condena.

Obsesivo y meticuloso, la vigiló hasta constatar que tenía un amante, ocupación a la cual la había condenado por su opacidad emocional y su casi abandono de la vida amorosa.

Entonces encontró el gran argumento para su novela, que para su sorpresa, comenzó a escribirse sola.

Secuestró al amante de su mujer, un tal Dariusz J. , quien ignoraba completamente que había nacido para ser el personaje asesinado de una novela, lo mantuvo encerrado en un sótano durante tres terribles días, lo torturó, lo acuchilló (desechando un método más coherente con su apellido) y finalmente lo tiró al río.

Después fue fácil escribir la novela: simplemente fue una meticulosa y obsesiva descripción de lo que había hecho y con un título elocuente acerca de la emoción en juego: Cólera.

El gran desafío fue publicarla porque, tarde o temprano, implicaba una larga condena. Y sabía lo que podría pasar página a página: el inspector jefe Jacek Wroblewski se quedaría helado al leerlas ya que contenían una descripción exacta del crimen que aclaraba todos los puntos oscuros, hasta el más sutil.

Pero resolvió hacerlo porque, después de todo, para eso había nacido y para eso se había casado.

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