miércoles, 26 de septiembre de 2007

Chávez cambió la hora en Venezuela

El Mundo
EL HUSO HORARIO EN VENEZUELA

Chávez decidió cambiar la hora, hubo confusión y tuvo que aplazar la medida

Debía regir desde ayer, pero no pudo explicar si quería atrasarla o adelantarla en 30 minutos.

Los venezolanos no saben si llegan tarde o temprano al trabajo, a la escuela o a una cita. Hay muchas dudas sobre cuál es la hora oficial. La confusión es general desde que el presidente Hugo Chávez anunció que adelantaría el reloj 30 minutos, pero después dijo que se retrasaría. Dijo que intenta ejercer una "influencia del sol en el cerebro. El cambio estaba previsto para las cero horas de ayer, lunes, pero el desconcierto es tal que el proceso de ajuste se demorará al menos tres semanas.

"Ahora sí que nos fregamos (fastidiamos), estamos sin hora. La hora que viene no llega y la que tenemos ya no es, porque perdió legitimidad. Es que se levanta uno a las 5.30 de la mañana sin saber si son las cinco o son las seis, si la vaina es pa'lante o pa'trás". Lo comentó el humorista Laureano Márquez en el diario Tal Cual. Chávez anunció el cambio horario en su programa de televisión Aló Presidente. La gente quedó estupefacta al escucharlo decir que el reloj se adelantaría-retrasaría media hora.

Chávez justifica el cambio arguyendo que el ajuste beneficiará a los niños porque al levantarse más tarde irán a la escuela con la luz del día y rendirán más. ¿Hay que adelantar o hay que atrasar el reloj? Es lo que se preguntan los venezolanos después de escuchar a Chávez por televisión. En Aló Presidente, el mandatario y el ministro de Educación, su hermano Adán Chávez, se comportaron como actores de un programa cómico.

El ministro ni siquiera entendía que si se adelantaba la hora 30 minutos, el sol aún saldría más tarde. "Tenemos que mover la manecilla del reloj media hora hacia adelante: a la media noche del domingo 23, media hora hacia adelante", dijo Hugo mirando su lujoso reloj de pulsera. "¡Hacia atrás!", gritó una persona sensata sentada entre el público.

(http://www.clarin.com/diario/2007/09/25/elmundo/i-02501.htm)

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Venezuela es el único país del mundo con un enfoque dinámico acerca de la hora.

Amante de la teoría de la relatividad, el presidente Chávez decidió agregar un romántico toque de imprecisión al sistema que determina la hora oficial.

“¿Mamá, que hora es, llego tarde al colegio?”, pregunta un adolescente.

“No sé, hijo, llámalo a Chávez para que te diga si son las siete, las siete y media o las ocho”, le contesta la desconcertada madre.

Es más: está previsto que el ingenioso sistema “pa'lante o pa'trás”, pueda cambiar a lo largo de un mismo día, de manera que podría adelantarse a la mañana y atrasarse a la tarde. O viceversa, según las necesidades objetivas determinadas por el infalible olfato presidencial.

“Hermanos”, dice Chávez, “la necesidad coyuntural indica que hoy nos conviene atrasar tres horas el reloj, de manera que sigan durmiendo tranquilos que voy a pasar por cada casa a despertarlos, descansen en paz”.

Y explica que así “intenta ejercer una influencia del sol en el cerebro”, una intención sana como pocas.

Interrogado acerca del asunto, el sol venezolano contesta un poco irritado: “Pregúntenle al cerebro, a mi déjenme de joder con estas vainas”, y se marcha dando un portazo para iluminar regiones menos confusas, ésas donde el reloj y el sol ya saben de memoria lo que tienen que hacer.

“No será práctico pero es divertido”, opina Juana con cara de recién levantada, “una se levanta y no tiene idea de la hora que es porque ya no se puede confiar en el reloj. Es más: ayer tuve que cambiarle la hora tres veces”, agrega mientras me pregunta la hora.

Pero la iniciativa también le ocasiona problemas al propio presidente. Por ejemplo: ahora no se sabe a qué hora empieza su programa de televisión, ni cuando comienzan sus discursos.

Justamente, en el último de ellos, se le ocurrió decir: “¡Arriba compañeros, que ésta es la hora de Venezuela!”.

Fue cuando el pueblo, que se movía acompasadamente pa'lante y pa'tras, paró y le preguntó: “¿Cuál hora presidente?”.

Entonces atronó una gran carcajada en la plaza, incluida la de Chávez, y todos se pusieron a bailar pa'lante y pa'tras.

Y pasaron no se cuántas horas pero a nadie le importó, porque el tiempo será relativo, pero el baile no.

Nos vemos luego, cuando sean las cuatro, las cuatro y media o las cinco.

O sea: en ese mismo o algún momento, sin importar distinción de soles, relojes o cerebros.

Y disculpen que me vaya: siento que se me hizo tarde, aunque en realidad no lo sepa y todo sea una vaga intuición.










3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenisimo lo de Chavez
y lo tuyo mejor
un abrazo
hugo

THERIA dijo...

Este presidente es de película de humor (o de terror, según se mire)

Anónimo dijo...

wenisimo