viernes, 16 de noviembre de 2007

Volcó un camión y se escaparon catorce vacas

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Volcó un camión con ganado en La Plata y 14 vacas quedaron sueltas: los vecinos carnearon dos
12:30

El accidente ocurrió en Tolosa y los animales se escaparon cuando las puertas del camión jaula se abrieron. Algunos pudieron ser recapturados, pero dos terminaron en manos de los vecinos de la zona, que los carnearon y se dividieron la carne.

Trece vacas y un toro se escaparon hoy cuando un camión jaula volcó en la localidad de Tolosa, vecina a la ciudad de La Plata. Tres fueron recapturadas y dos carneadas por vecinos de la zona. El episodio comenzó en las calles 120 y 12, cuando el transporte de ganado de un frigorífico hizo una mala maniobra y terminó de costado sobre el asfalto.

En el accidente sufrió la apertura de la puerta de la jaula, lo que ocasionó que al menos 14 animales escaparan del transporte y comenzaran a deambular. Una de las vacas -de raza Hereford- apareció esta mañana en diagonal 73 y calle 48, en la capital bonaerense, paseando por el medio del tránsito, esquivando a los no menos asombrados automovilistas.

Autoridades policiales dieron aviso a la dirección de Control Urbano de La Plata, al Cuartel de Bomberos y al personal de Caballería. Efectivos policiales y bomberos, armados con sogas, pudieron finalmente capturarla, en las calles 13 y 47 de La Plata, luego de perseguir al mamífero por varias cuadras. Otras dos fueron encontradas en Tolosa: una en 7 y 526, y la otra en el Círculo policial provincial, ubicado en 17 y 526, precisaron fuentes policiales. Pero otras dos vacas no tuvieron la misma suerte. Los vecinos de un barrio de la zona las agarraron y las carnearon. Luego se dividieron la carne.

(http://www.clarin.com/diario/2007/11/14/um/m-01540462.htm)

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“Te lo dije: este no era buen lugar para esconderse, vinimos a parar justo al barrio equivocado”, le dice una de las vacas que está a punto de ser carneada a la otra.

Todas las vacas del camión habían sido advertidas por el Comando de Vacas Rebeldes antes de salir.

Y fue por eso que diseñaron un cuidadoso operativo para trabar las ruedas del camión transportador al momento de la salida, de manera que el vuelco era previsible, pero no el lugar: casi se infartan cuando se dieron cuenta que estaban cerca del sitio adonde los verdugos las esperaban desde temprano.

Y cuando empezó el desbande, las dos que equivocaron el rumbo fueron a parar justo al peor lugar: el barrio “El Churrasco”, habitado por expertos matarifes en ese momento desocupados.

De manera que cuando las vacas huyeron por donde podían y la noticia corrió por los almacenes, los kioscos, los bares y las paradas de los colectivos, algunos fueron a buscar el cuchillo en lugar de sumarse a comentarios entre graciosos y tontos.

“Tenía razón la Vaca Madre: nuestro destino estaba escrito antes de nacer”, se lamentaba una de las que veía peligrar su cogote.

También se lo había dicho antes de partir una especialista en Corán Vacuno, y no le había mentido: su destino estaba por consumarse a manos de un carnicero profesional en época de receso y con demasiada nostalgia de churrasco.

“Disfruten los plácidos días de holganza y pastito, por que es el único placer que la vida nos reserva: sólo somos una bolsa de churrascos con patas”, aseguran las Sagradas Escrituras Vacunas.

Y no les habían mentido.

Para colmo, y como buenos sádicos, los humanos suelen referirse con desdén a la mirada un poco idiota de las vacas, lo cual suele producirles un ataque de furia.

“Nos gustaría que estuvieran en nuestro lugar, a ver si les sale una mirada más inteligente. En realidad los miramos con angustia, preguntándonos si iremos a parar al estómago del que nos está observando con tanto sarcasmo”, se quejan sin psicoanalista ni sacerdote que los escuche.

Entonces tramaron la fuga para escapar al destino, en tardes de solcito y esperanza.

Y anduvieron entre humanos y tránsito, resistiéndose al arresto y previsible deportación al matadero. Fueron maravillosos instantes de libertad, sintiendo que todo era posible y podrían terminar sus días en la vejez, pastando hasta morir.

Pero el espíritu churrascoso de los humanos es implacable (exacerbado por el apetitoso aspecto de un hereford), y ellas no tenían un verdadero plan de fuga sino un programa cortito nacido de la desesperación.

De manera que los vecinos se carnearon en el momento a las dos más despistadas. Y el resto terminó en el lugar inexorablemente asignado por las Escrituras.

Del chofer no se sabe nada: tal vez se contagió de los animales que transportaba e intentó una huída desesperada para escapar a su destino, no muy diferente del de las vacas.

En el lugar de origen hay una fuerte discusión, de final imprevisible, entre el Comando de Vacas Rebeldes y los seguidores de la Vaca Madre.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mis felicitaciones al autor de este blog. Hay acidez, ironía e incluso poesía.

Carlos Inza dijo...

Muy agradecido por el comentario.