lunes, 12 de noviembre de 2007

"¡Por qué no te callas!", le dijo el rey a Chávez

El Mundo
ENFRENTAMIENTOS
"¡Por qué no te callas!", exigió el rey Juan Carlos a Chávez

Así reaccionó el monarca por un altercado entre Rodríguez Zapatero y Hugo Chávez. Fue por las críticas del venezolano al ex mandatario español Aznar. Un cierre escandaloso para una Cumbre ya conflictiva.

Un fortísimo cruce de palabras entre el rey Juan Carlos de España, el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el líder venezolano Hugo Chávez fue el golpe fatal en el cierre de una Cumbre Iberoamericana que ya venía desprestigiada con la desavenencias entre Uruguay y Argentina por las papeleras. El viernes Chávez había acusado de "fascista" al ex líder español José María Aznar (del PP de derecha, opositor al socialista Zapatero) y recordó que había apoyado el golpe de 2002 que había intentado derrocarlo.

Zapatero dijo a Chávez que como representantes de gobiernos democráticos había que hablar con respeto de aquellos mandatarios elegidos por el pueblo aunque estén "en las antípodas". Chávez lo interrumpió varias veces: "Dígale eso mismo a él, que me respete". "Un momentín...", retrucó Zapatero. En ese momento el Rey, enojado, miró a Chávez que estaba cinco asientos a su izquierda, y le espetó: "¡Por qué no te callas!" y para sorpresa de todos se levantó y se fue.

La presidenta chilena -luego criticada en su país por haber sido "blanda" y permitido el entredicho- pidió: "No hagamos diálogo". Chávez insistió: "Podrá ser español el presidente Aznar, pero es un fascista y un...". Ahí Zapatero levantó la voz y con energía (mientras el rostro de Chávez se endurecía también) exigió "respetar y ser respetado aunque discrepemos profundamente de las ideas que tengamos".

Fue aplaudido. Le tocaba hablar al nicaragüense Daniel Ortega, pero Chávez le pidió el turno para decir: "El gobierno de Venezuela se reserva el derecho a responder cualquier agresión en cualquier lugar, en cualquier espacio y en cualquier tono. José Luis, sabes el cariño que te tengo, pero, como dijo el gran Artigas, con la verdad no ofendo ni temo". También fue aplaudido. Sorpresivamente, el vicepresidente cubano Carlos Lage defendió a Chávez. "Las agresiones que le hizo Aznar fueron peores", dijo en alusión al golpe de Estado contra Chávez de 2002.

Y repentinamente los dirigentes españoles tuvieron que escuchar serias acusaciones. Ortega recordó que los "antisandinistas se reunían en la Embajada española" y que en 1986 Estados Unidos usó una base aérea de España para bombardear la residencia de Muammar Khaddafi, en el que murió una hija de 18 meses del líder libio. En rigor, lo que sucedió puede leerse en otra clave. Trascendió que la sesión de trabajo del viernes terminó a la madrugada por la diferencia en los "modelos de país" que defendía cada mandatario : más liberal y promercado en Chile, Colombia o Perú, más participación del Estado en Venezuela, Bolivia o Ecuador, más intermedios en Brasil o Argentina. La reunión fue a puertas cerradas pero se podían ver los gestos acalorados (sin voz) en el circuito cerrado de la Cumbre. Muchos se felicitaban porque por fin "algo pasaba en las cumbres".

(http://www.clarin.com/diario/2007/11/11/elmundo/i-02816.htm)

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“A vos te espero en la esquina”, se desafían mutuamente los mandatarios europeo y latinoamericano en el 2007.

“A vos te espero debajo del ombú”, se habían dicho los mismos en 1810.

“A vos te espero en la bajada del río”, habían dicho antes y por primera vez, en 1532.

“Con vos todo bien, pero tu hermano que era presidente es una basura”, dice medianamente enojado el latinoamericano.

No voy a permitir que insultes a mi familia, y además lo había elegido el pueblo y hay que respetarlo”, contesta enfurecido el europeo.

“Estás defendiendo a alguien que complotaba para echarte a vos y a tu rey y pegarnos a todos nosotros. Además te recuerdo que a Hitler también lo eligió el pueblo”, retruca poniéndose en guardia el latinoamericano.

“¡Porqué no te callas!”, le grita el rey en pleno ambiente de pelea de taberna y contra toda etiqueta. Y se va dando un portazo.

¡Por fin pasa algo entretenido en la cumbre!, se alegra el resto, aburridos de tanta formalidad insulsa.

“Tu famoso hermano dejaba que los matones organizaran una golpiza contra mi en su propia casa”, le recuerda otro mandatario latinoamericano al europeo.

¡No te metas en cosas de familia!, contesta el europeo.

“Y ya que estamos, acordate que el Super-Matón del barrio usó tu casa para ir a pegarles a mis parientes de África”, dice otro.

Esto se te está poniendo bueno: ahora se dicen la verdad unos a otros, afuera la falsa etiqueta y los mentirosos buenos modales.

“Ya sos grande como para que te recuerde cómo es el asunto del poder: mi hermano hizo lo que le pareció bien para mejorar la situación de la familia aunque yo no este de acuerdo con algunos métodos”, dice el europeo.

“¿Ves?, si lo apañas sos un farsante, un mentiroso hipócrita”, se sulfura otro latinoamericano.

“Si no te gusta, ahora mismo llamo a mi hermano y nos encontramos a la salida. Y ojo que también puedo avisarle a mis parientes, los forzudos del gimnasio que viven arriba de ustedes y esos no andan con chiquitas”, amenaza el europeo.

“Vos no me asustás, si apenas los acaban de admitir en el club de la fama. Hasta hace poco eran casi como nosotros, ¿de qué te las das? Sos nada más que un aspirante a nuevo rico, sólo eso”, contesta enardecido el latinoamericano más furioso.

“Ahora sí que te espero en la esquina y vas a ver lo que te espera, infeliz”, dice totalmente fuera de si el mandatario europeo.

“Muy bien, dejame juntar a los míos y nos encontramos dentro de un rato en la esquina, en el 2234”, contesta el latinoamericano mientras mira de reojo para saber con cuántos puede contar.

Seguro que va a estar muy bueno cuando nos encontremos para pelear, vayan preparándose.

A no ser que sean de los que sólo miran por televisión, ni siquiera de reojo.

O tal vez no sea tu pelea, que-se-yo.

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