viernes, 9 de noviembre de 2007

Condenan a una joven por su diario íntimo

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Condenan a una joven y usan como prueba la confesión escrita en su diario íntimo
16:35
Andrea Molina, de 21 años, recibió 20 años de cárcel tras ser hallada culpable de asesinar a puñaladas a un joven en un boliche de José C. Paz, en julio de 2004. La chica había escrito lo ocurrido en su diario íntimo, que fue secuestrado por la Justicia cuando fue detenida como sospechosa.

La Justicia de San Martín condenó a 20 años de cárcel a una chica que asesinó a un joven a puñaladas en un boliche de José C. Paz y confesó ser la autora en su diario íntimo, usado como prueba en el juicio, según adelantó el canal TN. Andrea Molina, de 21 años, mató en julio de 2004 a Norberto Ariel Gauna (21), quien había ido a bailar con sus amigos y recibió siete puñaladas, según se dijo, durante una pelea entre dos grupos de jóvenes.

Todo ocurrió en la disco "Escombro", en ruta 8 y Pueyrredón. Fue a 100 metros de allí que Gauna cayó muerto. La versión policial sostenía que dentro de la disco hubo una pelea porque un joven, que estaba con la víctima, discutió con una chica que estaba con otro grupo.

Según testigos, el chico le había dado un cachetazo a la joven y sus amigos salieron a defenderla. Los dos grupos fueron sacados del lugar por la seguridad de la disco. El grupo que estaba con la joven salió primero y se quedó esperando en la calle. Cerca de la seis de la mañana, el otro grupo de jóvenes salió y empezaron a discutir. Los chicos que estaban con Gauna escaparon corriendo, pero a una cuadra de allí, en ruta 8 y Solís, comenzó la pelea que terminó con un muerto y un herido grave.

Cuando llegó a su casa, el domingo a la mañana después de la pelea, Andrea Molina buscó su diario íntimo y escribió: "Hoy me mandé una cagada, apuñalé a un chabón a la salida de Escombro y estoy muy asustada". Esas páginas llegaron a manos de la Policía. Luego, el diario de la joven se convirtió en la prueba clave que la llevó a la cárcel. Policías de la Brigada de San Miguel y de la comisaría de José C. Paz secuestraron allí el diario en el que la joven escribió las frases que la incriminaron en el homicidio. Había sido escrita en la página del 3 de julio.

(http://www.clarin.com/diario/2007/11/06/um/m-01534942.htm)

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Hasta ahora, un diario íntimo servía para contarse a sí mismo entusiasmos, enamoramientos, deseos, fantasías y una pizca de realidad.

Pero Andrea Molina inauguró un nuevo estilo: la confesión de un asesinato.

"Hoy me mandé una cagada, apuñalé a un chabón a la salida de Escombro y estoy muy asustada", escribió en su diario.

Entonces comenzó una investigación masiva de diarios íntimos.

La Justicia, con la esperanza de resolver casos hasta ahora empantanados en la incertidumbre, decidió secuestrar a todos los diarios íntimos del país.

Y por fin sabemos un montón de cosas, por ejemplo: quién mató a la cucaracha.

Fue Eduardito, de 10 años, que confiesa abiertamente la autoría del crimen en la página 5 de su diario: “Hoy le arranqué la cabeza a una cucaracha”, dice sin el menor asomo de culpa, sin ningún comentario expiatorio.

También sabemos quién le robó la bombacha rosa a Lucía: “Pasé por donde estaba la ropa tendida y me bajé la bombacha de Lucía, que es inaguantable por lo presumida”, confiesa Rosario, que nunca rezó uno en su pecaminosa vida.

Y por fin se aclaró el episodio de la traumática caída de la Profesora Rosales (fractura de cabeza de fémur) producida por la estratégica ubicación de una cáscara de banana. Fue Gonzalo, que en su diario cuenta detalles escalofriantes: “Y a la entrada de la clase me escondí detrás de la puerta y le puse la banana sin que se diera cuenta a esa vieja de mierda que bien merecida tiene la fractura”, confiesa el pequeño delincuente de 11 años sin arrepentimientos de ninguna índole.

De la misma manera se logró la confesión del viudo de la mujer asesinada en el country: resulta que construyó su viudez con meritorio esfuerzo propio. En un pasaje importante de su diario (página 64) dice que: “Desde chiquito quería ser un viudo importante pero no encontraba la manera hasta que empecé a hacer terapia y eso me dio mucha fuerza para lograr el objetivo”.

Lo demás es mejor obviarlo porque se dedica a contar espantosos detalles del asesinato, pero el móvil del crimen y su historia están impecablemente detallados, y eso es lo que vale para la Justicia, que también está interrogando al psicólogo.

Por otra parte, en el diario de Mercedes encontramos su confesión acerca de una historia escalofriante que mantuvo en vilo al Colegio de la Inmaculada Concepción durante año y medio, por lo menos.

Allí mismo y aunque cueste creerlo, la imagen de la virgen apareció orinada y ofendida por innumerable cantidad de escupitajos. ¿Y quién fue? Pues nada más y nada menos que la santita de Mercedes, que cuenta su sacrilegio: “Y la meé toda y la escupí todo lo que quise”, dice la desgraciada en su diario.

De manera que lo de Andrea es poca cosa: apenas se cargó a un chabón cociéndolo a puñaladas a la salida de Escombro.

Pero al menos, y a diferencia de los otros culpables, reconoce que “me mandé una cagada” y también posee sentimientos: “estoy muy asustada” escribe de manera tan sincera que se le nota el temblor en la mano derecha (la justicia determinó que es diestra).

Tendríamos que darle otra oportunidad a la pobre Andrea, que tal vez no sea tan mala como la pintan esos severos jueces que se aprovecharon de su honestidad literaria.

Aunque creo que sería mejor que aprendiera a comer sin cuchillo, me parece.

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