martes, 20 de noviembre de 2007

Tendencia mundial a consumir menos energía

Sociedad
CADA VEZ SON MAS LAS CIUDADES QUE SE SUMAN A LA LUCHA CONTRA EL CALENTAMIENTO GLOBAL
Crece la tendencia mundial del bajo consumo de energía

Desde que se conoce cuáles serán los efectos del calentamiento global, muy pocos ignoran que el pronóstico del clima es bastante oscuro. Sequías donde había cultivos, agua donde se pisaba playa, tierra donde encandilaban las capas de hielo. Y ciudades con microclimas poco amigables para la salud humana. Frente a ese panorama, ya son varias las capitales del mundo que se suman a una "cruzada" para mitigar los efectos del cambio climático. Promueven el ahorro de energía, lanzan planes para que los paneles solares pueblen las terrazas de los edificios y hasta amenazan con multas severas para quienes superen los cupos de emisión permitidos de gases contaminantes como el dióxido de carbono.

En Suecia, el poblado de Vaxjo, a las orillas de un lago, rodeado de árboles y con 78 mil habitantes, es otro puntal. Allí son ecológicos de la primera hora, no esperaron a que Al Gore se convirtiera en el inesperado adalid contra el calentamiento global. Desde 1996 no usan combustibles fósiles. Según la agencia de noticias AP, sus planes de racionalización de energía les permitieron reducir las emisiones de gases contaminantes en un 30 por ciento en estos últimos años.

Los datos fueron presentados por el grupo de paz Alerta Internacional, cuyos peores anuncios corresponden para Africa, Asia y América del Sur. "El cambio climático agravará la tendencia al conflicto violento, que a su vez arrojará como resultado comunidades más pobres y menos capaces para enfrentar las consecuencias del calentamiento global", señala textualmente el informe.

Dispuestos a cambiar el estilo de vida

La cadena británica BBC organizó una encuesta en 21 países para averiguar si hay predisposición para cambiar los hábitos y el estilo de vida en pos de reducir gases contaminantes.

Se llevaron una sorpresa: cuatro de cada cinco, de las 22 mil personas encuestadas dijeron que estaban dispuestos a modificar sus costumbres. Incluso hubo aceptación en países como los Estados Unidos y China, dos de los mayores emisores de dióxido de carbono en el mundo. Además, tres cuartos de los participantes declararon estar de acuerdo con un impuesto a la energía si el dinero se destinara a investigar y encontrar fuentes alternativas o para optimizar su eficiencia.

En la mayoría de los países europeos opinaron que el costo del combustible que más contribuye a agravar el cambio climático debería aumentar. Las únicas excepciones fueron Italia y Rusia, donde gran parte de los encuestados consideró que esos probables aumentos de combustible no solucionarían nada y son totalmente innecesarios. En Asia y Africa, las opiniones fueron más repartidas. Mientras que en China e Indonesia, la mayoría cree que es preciso subir el costo de sustancias contaminantes, en India y Corea del Sur la gente a favor es muy poca.

La encuesta se hizo entre el 29 de mayo y el 26 de julio de este año. En total se entrevistaron a 22.182 personas del Reino Unido, Australia, Brasil, Canadá, Chile, China, Egipto, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Kenia, México, Nigeria, Filipinas, Rusia, Corea del Sur, España, Turquía y Estados Unidos.

(http://www.clarin.com/diario/2007/11/18/sociedad/s-05401.htm)

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Miren, vamos a hablar claro: ahora la gran tarea es pelear por la supervivencia.

Nada de “grandes problemas metafísicos”, nada de “asuntos trascendentes” o “fundamentales avances tecnológicos” que ahora son sutilezas condenadas a la postergación o el olvido.

Cuando el agua está llegando al cuello no hay tiempo para otra cosa que nadar desesperadamente hasta la costa, nada más.

La conciencia mundial acerca del asunto ha aumentado notablemente en los últimos años, pero aún hay muchas incógnitas en esta operación de salvataje que recién comienza.

Una de ellas es si, por fin, dejaremos de ser antropocéntricos, voraces y egoístas.

Si nos daremos cuenta que la vida es un derecho de todos los vivientes y que tener más o mejor cerebro no justifica disponer de la vida de los otros o considerar al planeta entero como un botín.

Sólo aumenta la responsabilidad, eso es todo.

También es una oportunidad para empezar a tratarnos como iguales, para construir una sociedad sin salvajismo social ni opresión.

Esta es una gran oportunidad que la catástrofe climática nos regala para “empezar de nuevo” con otros códigos que necesitan una verdadera revolución en la estructura emocional humana.

Nadie sabe qué pasará en este decisivo plano.

Nadie lo sabe de verdad: no es posible ser ni optimista ni pesimista.

Pero es una grandísima oportunidad para cambiar profundo y de verdad, para aceptar desde el lóbulo frontal hasta la uña del dedo gordo del pié que la vida es, simplemente, un consorcio y no una triste ceremonia de destrucción para quedarse con el más idiota de los poderes: una tribu o una clase o una casta o una etnia festejando una victoria que también los condena a la muerte.

Entonces es alentador y produce mucha alegría saber que en Vaxjo, Suecia, ¡hace once años que no consumen combustibles fósiles y parece que nadie sucumbió por eso! (No es raro: los suecos saben desde siempre que es eso de sobrevivir pese al clima y también que si la vida no es una ceremonia solidaria se transforma en suicidio colectivo).

Pero entusiasma todavía más el resultado de la encuesta de la BBC a 22.000 personas en 21 países.

Contra todo lo que podía esperarse y debido a la profunda anestesia en la que vivimos desde hace muchos siglos, ¡cuatro de cada cinco de las 22 mil personas encuestadas dijeron que estaban dispuestas a modificar sus costumbres!

Algunos detalles podrán verse y analizarse en la noticia o buscando la fuente, pero la evaluación general es sorprendente y permite la esperanza.

Esta vez titularon bien los medios: dicen “Dispuestos a cambiar el estilo de vida”, porque de eso se trata.

Afortunadamente no dicen “Dispuestos a cambiar el estilo de muerte”.

Simplemente esa brisa de aire fresco quiero compartir hoy con ustedes.

Y espero que a nadie se le ocurra decir que “eso no es suficiente”.

Amarguetis abstenerse, al menos por hoy.




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