viernes, 2 de noviembre de 2007

Farmacias chilenas contra la píldora del día después

El Mundo
CRUZADA MORAL CONTRA BACHELET POR LA DISTRIBUCION GRATUITA DEL ANTICONCEPTIVO DE EMERGENCIA
Las farmacias chilenas se rebelan contra la "píldora del día después"

Tres cadenas que concentran el 90% del mercado se niegan a venderla y argumentan "objeción de conciencia". El gobierno les aplicó una multa de 68 mil dólares. La derecha dice que se trata de una medida "expropiatoria".

Amparándose en la "objeción de conciencia", las farmacias Salcobrand, Cruz Verde y Ahumada se niegan a vender el producto argumentando que es abortivo. La reacción empresarial, que incluyó avisos pagos en los diarios, surgió luego de que el Ministerio de Salud les aplicara una multa de US$68 mil dólares por negarse a vender la píldora. En un aviso, Salcobrand afirmó que sus farmacias "se han visto forzadas a comercializar levornorgestrel", acto que violenta y vulnera sus libertades ya que su efecto "podría inhibir la implantación del embrión en el útero".

La respuesta del gobierno fue escueta: "La legislación obliga a las farmacias a expender todo lo que está en el Formulario Nacional de Medicamentos". Y la subsecretaria de Salud, Lidia Amarales, advirtió: "Y si no se cumple con lo que ordena un sumario, la ley nos permite ordenar el cierre de una farmacia y nosotros vamos a hacer cumplir la ley". Y es allí donde emerge la trastienda de esta polémica. Las tres cadenas farmacéuticas en guerra cubren casi el 90% del mercado del rubro, una concentración económica que ha hecho desaparecer a las farmacias de barrio. La excesiva concentración del mercado ya había sido objeto de una fiscalización estatal por sus nocivos efectos en los precios al consumidor. Al punto que el año pasado otra fiscalización denunció la concertación de precios en el rubro. Y las medidas para enfrentar todo aquello están pendientes. Los empresarios lo saben.

Pero de ese conflicto no se habla. Todo se concentra en la cruzada moral que se desató cuando Bachelet decidió distribuir el anticonceptivo gratuitamente en todos los consultorios del Estado a mujeres desde los 14 años y sin autorización de los padres. Para asegurar el abastecimiento, el Ministerio de Salud compró 30.000 dosis en el extranjero. Su efecto se vio reflejado en las estadísticas oficiales. En lo que va corrido del año, en los consultorios de barrios de pocos recursos se han repartido 8 mil dosis. En el resto, la cifra es mínima. La cruzada moral, que cuenta con un activo apoyo de la Iglesia Católica, tuvo un potente respaldo del Papa Benedicto XVI, quien se refirió al tema desde Roma , lo que hizo resurgir el debate sobre la necesidad de un anticonceptivo de urgencia en un país en que de cada dos recién nacidos, uno proviene de un hogar con padre ausente. Y también los ataques de la derecha a una presidenta separada, agnóstica y madre soltera La polémica sobre si la píldora es abortiva o no ha vuelto con nuevos bríos. Pero ni sacerdotes ni abogados hablan de los efectos del aborto en Chile, penalizado por la ley incluso en los casos en que está en peligro la vida de la madre.

(http://www.clarin.com/diario/2007/10/31/elmundo/i-02415.htm)

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Y para que vean que el Sur también existe: ¡ahora tenemos una generación de obispos farmacéuticos en Chile!

Monseñor Salcobrand dice que: “Tenemos que proteger a los embriones que podrían formarse cuatro días después; aunque todavía no haya contacto entre óvulo y espermatozoide esta píldora es claramente abortífera, no vamos a permitirlo”, se indigna el mandatario eclesiástico disfrazado de empresario farmacéutico.

“Amo a los obispos Salcobrand, Cruz Verde y Ahumada. En cualquier momento los voy a nombrar cardenales”, se entusiasma el papa Benedicto.

“Es totalmente anticristiano e inmoral, eso de andar evitando los embarazos y encima gratis”, se sulfura Monseñor Cruz Verde, mientras su rostro adquiere el color de su apellido y la yugular se le infla en el cuello que soporta la pesada cruz.

“Esta Bachelet es claramente subversiva, apátrida y por lo tanto inmoral”, profiere Monseñor Ahumada, “deberíamos resucitar a Salvador Allende, él era un ángel al lado de este demonio agnóstico que encima es madre soltera. Es el diablo disfrazado de mujer que viene a tentarnos”, agrega.

Es un detalle insignificante que en Chile, de cada dos recién nacidos uno provenga de un hogar con padre ausente. ¿A qué obispo, teólogo o farmacéutico adinerado podrá importarle esa minucia?

“Aquí estamos hablando de altos valores occidentales y cristianos señores, no de pavadas como libertad de elección o protección de mujeres que con toda justicia pagan por su pecado”, recitan a coro Saldebrand, Cruz Verde y Ahumada, los obispos que manejan el 90% del mercado farmacéutico de Chile.

“Esto está mucho más allá de sórdidos intereses económicos”, agregan mientras restriegan sus manos con las ganancias del día, algunos miserables millones de dólares.

Ni siquiera les interesan las ganancias de comercializar la píldora del día después, infinitamente menores a las que supone la batería de medicación que se administra a las embarazadas.

No, ellos están para causas trascendentes como “la protección de nuestra Sagrada Familia”, dicen al unísono, casi llorando delante de la cámara.

Delante de la Cámara de Farmacéuticos de Chile, compuesta por ellos tres y un acompañamiento de 345 pequeñísimos empresarios que ahora ven llegar su oportunidad.

“Si no empiezan a compartir algo con nosotros nos vamos con Bachelet”, les dicen.

Se nota que es un problema de altísimos ideales sin intereses monetarios, sólo que un día después.

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